Auriazules dan vida a una jornada de bajo perfil
uando el fin de semana futbolero encaminaba a los televidentes hacia la depresión con casi media docena de partidos áridos de emoción, deslucidos y con goles cayendo a cuentagotas, apareció la magia de Pumas y de su estratega Andrés Lillini. Un verdadero oasis resultó la goleada sobre los cañoneros de El Jefe Tomás Boy, cuyos pupilos jamás pudieron verle la sombra a un rival poseído de un ritmo vertiginoso.
La temprana lesión de Juan Dinenno y su salida envuelta en conmovedor llanto hizo presagiar el naufragio auriazul, pero Lillini sigue haciendo magia con las fuerzas básicas: dos partidos y dos debuts para continuar sumando puntos. El equipo y el técnico creen –como muy pocos en la Liga Mx– en el potencial de los jóvenes. La semana anterior debutó al mediocampista Ángel García y, el domingo, tras la baja del argentino Dinenno, lanzó al ruedo a otro millenial.
Emanuel Montejano, de 19 años, corrió impulsado por el furor de sus sueños y marcó el tercer tanto que decretó la goleada. El joven atacante había olfateado una real oportunidad tras la salida del paraguayo Carlos González; sabía que el técnico lo tenía en la mira porque siempre observaba a los juveniles de todas las categorías y les inyecta confianza. Lo había hecho recientemente con Erik Lira y Jero Rodríguez.
Pumas desempolvó la memoria del directivo Guillermo Aguilar Álvarez, quien llevó con buen tino las riendas de la Cantera en los inicios de Claudio Suárez y de aquella camada que le dio brillo y prestigio. Eran los tiempos en que un poco en broma se decía: Dale un niño a Pumas y te devolverá un futbolista
, un jugador casi casi destinado a llegar a la selección nacional.
La presencia de Lillini es excelente noticia en tiempos de pandemia, un ejemplo a seguir para las directivas que se quejan de la crisis, pero les da pereza confiar e invertir tiempo, esfuerzo y recursos en las fuerzas básicas. México, con más de 120 millones de habitantes, la mayoría jóvenes, rezuma talento, visto está.
Cruz Azul se empeña con singular afán en dar la nota morbosa, ahora, con su par de derrotas, porque aunque el técnico Juan Reynoso advirtió que no llegaba a vender humo ni prometía títulos, sus palabras se tomaron como falsa modestia, pues si con el Puebla había hecho algo notable, con los cementeros podría dar el do de pecho. El estratega peruano tuvo una encerrona con el plantel, pero tal parece que no hubo conexión.
Mientras el directivo Álvaro Dávila se enfoca en la búsqueda de refuerzos buenos y baratos, dado que se acabó el despilfarro
predominante en los tiempos de Billy Álvarez, el equipo celeste da traspiés. En caso de adquirir a algún jugador interesante, habrá que acelerar su adaptación. Por ahora, las derrotas dan pie hasta para hurgar en las redes sociales poniendo en tela de juicio el profesionalismo de elementos como Jonathan Rodríguez.
El partido Monterrey contra América convocó reflectores por la presencia de los técnicos Javier Aguirre y Santiago Solari, el riesgo de una decepción aumentó conforme se cifró la expectativa sólo con base en la presencia de los personajes citados. En efecto, poco pasó en la cancha, un juego trabado de pocas llegadas y definido por un polémico penal.
Lejos, pero el Vasco Aguirre siempre estuvo al pendiente del futbol mexicano, en cambio Solari es un verdadero recién llegado, apenas está desempacando y conociendo a su plantilla, tratando de descubrir el potencial de cada elemento. Su equipo no jugó a nada y sus cambios sólo reflejaron la desesperación del estratega argentino… a estas Águilas les falta un buen rato para alzar el vuelo.
No todo va mal en el Atlas. Su equipo femenil roba cámara de la mano de la jugadora Alison González, que dio cuenta de dos de los llamados grandes. Venció a domicilio al América de un Leonardo Cuéllar que luce agotado. El equipo tapatío confirmó su buena forma al vencer a las campeonas Tigres… El Estadio Victoria de nuevo albergó público, todo indica, cumpliendo los protocolos sanitarios. Lo llamativo fue el incidente donde Unai Bilbao se perforó una rodilla con un clavo enorme sin mayores consecuencias.