Economía: la buena y la mala // Repunte en julio-septiembre
arece mentira, pero en el tercer trimestre de este pandémico año la actividad económica del país creció espectacularmente: 12 por ciento, en términos reales, en comparación con el negro registro del periodo abril-junio, lo que hace suponer que la caída anual será menor a la proyectada por organismos internacionales, analistas domésticos y demás videntes financieros.
Qué bueno, es una excelente noticia, pero hay que ser cautos, porque si se anualiza el resultado económico del tercer trimestre de 2019 versus igual lapso de 2020, entonces aún se registra una fuerte caída (8.6 por ciento), y si el comparativo es enero-septiembre del presente año contra igual periodo del anterior, la caída acumulada es de 9.8 por ciento.
Por sector, de acuerdo con el informe del Inegi, en el periodo julio-septiembre las actividades primarias reportaron un crecimiento de 7.4 por ciento, las secundarias de 22 por ciento y las terciarias de 8.6 por ciento.
El último trimestre de 2020 pinta para un buen resultado, lo que atenuaría el golpe pandémico, aunque de cualquier forma el resultado anual sería negativo. México no es la excepción, por lo que no es ocioso recordar que, hasta ahora, la única economía que reporta números positivos en el mundo es la china.
En vía de mientras, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes, consideró que el resultado del producto interno bruto (PIB) en el tercer trimestre arrojó dos perspectivas: por el lado positivo, un aumento de 12 por ciento respecto de lo ocurrido entre abril y junio; por otro, una nueva caída, la sexta consecutiva, de 8.6 por ciento en referencia al tercer trimestre de 2019.
La reapertura de la economía permitió que las familias y empresas tuvieran la oportunidad de regresar a trabajar y, en comparación a la caída histórica del segundo trimestre, ello implicó esa reactivación que se tradujo en el 12 por ciento de aumento. No obstante, la cifra negativa (8.6 por ciento) permite establecer que, aun con la reapertura y la reactivación que ello implicó, el nivel productivo del tercer trimestre es inferior al del mismo periodo del 2019. Ello es claro en la situación que se vive en el ciclo del PIB.
En resumen, hay una menor producción de bienes y servicios disponibles para la población, una situación que también corresponde con el menor número de empleos formales e informales que existe en la economía. El mensaje del PIB en el tercer trimestre es que México tiene la oportunidad de elaborar un programa estratégico de reactivación económica que le permita iniciar el proceso de recuperación mediante un gran acuerdo nacional.
No se debe perder de vista que la reapertura de la economía atemperó su retroceso, pero no se transformó en una sólida reactivación. El sistema productivo aún deberá recorrer un proceso que será complejo para que la reapertura se traduzca en una reactivación y poder lograr una recuperación sostenible.
Al finalizar el tercer trimestre del año y considerando la reapertura de la economía, México registra tasas de variación anual similares a los momentos más álgidos de otras recesiones. Los resultados de ese periodo confirman la necesidad de recapacitar sobre la dimensión del momento histórico que México enfrenta y su solución. La mayor crisis en los últimos 90 años requiere de ese gran acuerdo nacional, con el objetivo de construir un programa contingente para evitar que la segunda ola del Covid-19 vuelva a trastocar el precario estado de la economía, el empleo, la inversión y el bienestar de la sociedad mexicana.
Más allá de la emergencia sanitaria, México debe resolver su restricción sistémica para lograr un mejor desempeño económico, pues acumula seis trimestres consecutivos de variaciones negativas, que comenzaron por la caída de la industria nacional y que hoy se encuentra en el mercado interno.
Las rebanadas del pastel
Parece que Rosa Icela Rodríguez se sacó la rifa del tigre. Para ella, la mejor de las suertes y el mayor de los éxitos.