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El Diez está en aislamiento preventivo ante la pandemia de Covid-19

Legendario, contradictorio e indomable, Diego Armando Maradona cumple 60 años
 
Periódico La Jornada
Viernes 30 de octubre de 2020, p. a11

Buenos Aires., Diego Maradona, niño de un barrio pobre de Buenos Aires convertido en legendario futbolista. A los 60 años, que cumple este viernes, este hombre contradictorio y arbitrario, desafiante e ingenioso, amigo leal y enemigo temible, se hundió y renació mil veces para trascender el universo de la pelota.

Nacido el 30 de octubre de 1960, vivió su infancia en Villa Fiorito, barrio muy pobre de la periferia de la capital argentina donde comenzó a desta-car por sus maravillas con el balón.

Casi dos décadas después, se consagró como estrella mundial del futbol, cuando con la cinta de capitán de la selección albiceleste alzó la copa del Mundial de México 1986. Fue allí donde anotó sus goles más famosos: el polémico de la mano de Dios y el mejor de la historia de los mundiales, ambos en la victoria 2-1 frente a Inglaterra en cuartos de final.

Sueño con poder marcar otro gol a los ingleses, con la mano derecha esta vez, dijo Maradona en una entrevista a la revista France Football cuando se le preguntó por su regalo de cumpleaños ideal.

El Diez confesó que su mayor orgullo es haber dado felicidad a la gente con un balón. Tengo la sensación de haber dado placer y diversión a los aficionados que venían a verme al estadio y a quienes me observaban por televisión.

El Pelusa, como lo llamaban cariñosamente sus padres, saltó de uno de estos campos de juego de tierra a Los Cebollitas, una filial del club Argentinos Juniors. Debutó con este último en 1976 y luego pasó a Boca en 1981 antes de fichar con el Barcelona.

En 1984 fue transferido al Nápoles, club del sur italiano que jamás había ganado nada importante. Liderado por Maradona fue campeón de Italia en 1987 y 1990 y de la Copa de la UEFA en 1989.

Con la casaca albiceleste lloró al recibir la medalla de subcampeón en el Mundial de Italia 1990. Jugó otras dos copas del mundo: España 1982 y Estados Unidos 1994, cuando pronunció su frase me cortaron las piernas, luego de darle positivo un control de dopaje, por efedrina, en pleno renacer futbolístico. Le costó una suspensión de 15 meses, la segunda de su vida.

En una memorable despedida en 2001, en una Bombonera colmada de hinchas, Maradona aludió a sus adicciones: Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha.

Más tarde, como entrenador, quiso transmitir su mística a la Albiceleste. Condujo a la selección entre 2008 y 2010 hasta el Mundial de Sudáfrica, con Lionel Messi en la cancha, pero su carrera se selló con una dura derrota 4-0 que le propinó Alemania en cuartos de final.

Maradona fue más que ese jugador con el guante blanco en el pie, del lado del corazón, como lo describió el roquero Andrés Calamaro.

Indomable, confrontó con el poder del futbol mundial, desafió a la propia FIFA, se abrazó con líderes de la izquierda latinoamericana, tuvo una amistad con Fidel Castro, fallecido presidente de Cuba y líder de la Revolución en el país caribeño, se tatuó a Ernesto Che Guevara, lo invitaron jeques árabes y es ídolo de figuras legendarias del deporte mundial.

Maradona confiaba en celebrar las seis décadas de vida sentado en la banca de Gimnasia y Esgrima La Plata, club que le dio la oportunidad de regresar al futbol argentino como entrenador tras un largo exilio en México, donde dirigió a Dorados de Sinaloa.

Pero el Diez se encuentra en aislamiento de manera preventiva después de haber estado en contacto con una persona con síntomas de Covid-19.

En la misma entrevista con France Football, señaló que los únicos jugadores que lo emocionan del futbol actual son Messi y Cristiano Ronaldo. Están muy por encima de los demás, dijo. No veo a nadie acercándose a ellos. Ni uno solo logra la mitad de lo que hacen.