Opinión
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Candidato presidencial de las derechas
S

í, se adelantaron los tiempos. Aunque no haya partidos ya hay suspirantes. Ahora ya no es como antes. A nadie hace bien, entre ellos se canibalizan, los partidos acaban por fragmentarse y el país pierde tiempo y energía debidas a mejores razones.

De la tumba que es el PRI surgirá alguna alma en pena, del PAN ya se revivió a sí mismo el joven Anaya con su mago Marko Cortés, Morena sangra por cada costado. Ya tronado México Libre, simplificados los términos, se enfrentarán las derechas y las izquierdas.

Ante la vacante derechista brota un posible candidato que, si otras ambiciones no lo bloquean, puede ser rival de méritos para el partido hoy en el poder: Javier Corral, gobernador de Chihuahua. Más tenga cuidado, gobernador, en casa ya se afilan cuchillos.

De sus méritos ya hablarán sus correligionarios y el tiempo, pero su potencial político destaca desde ahora y es su carácter contestatario. No se necesita ser su simpatizante para ver en él a la fuerza opositora a un régimen que eligió o se vio obligado a abrir frentes como energía de la transformación y con ello asumió riesgos de fragmentación.

Javier Corral es un ejemplar de la derecha dura, de la intransigencia fuerte y arrogante, proclive al reto, con enemigos internos y un respetable pasado. Es por esa naturaleza un ser combatiente, confrontador que se ofrecerá como paladín de todos los antis, que para ese entonces se sentirán más agraviados por lo que suceda, lo que sea, que caracterice a los años finales del gobierno de AMLO.

Nació en 1966 en El Paso, Estados Unidos, y allá fue registrado. Sus padres repitieron el registro como nacido en Ciudad Juárez. Al iniciarse en la vida pública solicitó un juicio de rectificación de su acta de nacimiento posiblemente, al ser hijo de padres mexicanos, amparándose en el artículo 30 de la Constitución.

A reserva de que se ratifique el fondo legal de su antecedente estadunidense, el hecho será un estigma que electoralmente le costará. Es abogado, periodista, político de amplia experiencia, integrante del PAN desde 1982. Tiene una sólida trayectoria.

Corral es un hombre joven si se compara con Francisco Barrios, de 70 años; Ernesto Rulfo, de 68, y Romero Hicks, de 65, que representan una generación rica en experiencia, pero sin futuro más allá que repetirse en algo. Corral pertenece a la generación política de otros panistas intermedios como Javier Lozano, de 57 años, y Xóchitl Gálvez, de 57. Ninguno con suficiente arrastre por hoy. Sólo son abiertos conspirantes contra AMLO a través de su nueva y oportuna Unión por México, organización de gobernadores conjurados, y de ahí, lo que caiga será bienvenido.

Los panistas que van de salida, maduros y respetables algunos, seguramente ven con poca tranquilidad el desierto humano que les queda atrás. A más de 80 años de fundado y con momentos estelares en lo humano, tras sus derrotas electorales de 2012 y 2018 y lastres como Fox y Calderón, hoy las derechas no tienen horizonte promisorio.

Visto el día de hoy, las derechas, si Calderón, Margarita, Marko y Anaya no enturbian más el agua, contenderían ya con un preludio de fracaso. Eso los ha decidido a buscar gente nueva para 2021. Es atractiva la idea de reiniciarse, igual receta sería para el PRI, reconstruyendo sus bases, pero eso demanda una dosis de humildad, trabajo y paciencia.

Las cartas de toda baraja se dan en cada vuelta del juego y por ello toda referencia futurista debe ser hecha en virtud del momento, sin que hoy se niegue la utilidad de considerar a sus actores. En este escrutinio resulta lamentable no poder advertir en las más de las corrientes de derechas a jóvenes de alrededor de los 40 años que en tres más tuvieran una imagen nacional atractiva.

De este simple repaso y de las aceptables perspectivas de que Javier Corral tiene ensillado el caballo surge lo interesante de escrutarlo. Estar temprano en el escaparate es costoso, otras ambiciones ya trabajan. El PAN metropolitano busca un aglutinador, no les gusta Corral. Quizá Canales Clarión siempre rancio y ya viejo, 75 años. Tiene atrás sus fuertes antecedentes panistas, la influencia de los clanes más fuertes del billete regio, la ultraderecha católica, amplios sectores de prensa influyente y la simpatía de los cada vez más firmes segmentos ultras internacionales.

Hoy, corrientes como Frena demuestran su desprecio por las instituciones electorales, se agitan, dicen, pero acabarán viendo que ese no es camino. Por hoy sus ruidos y promocionarse en parques de Polanco sólo les han traído desprecio de parte de la población. Se oponen, pero nada proponen, están vacíos. Ya lo entenderán.

El reto del PAN es sostenerse en sus carcomidos pilares, cuidarse de aventureros y abrir sus ventanas a nuevos huéspedes, aunque éstos pronto se arranciarán porque es la marca de la casa. ¿Verán viejos señores y jóvenes derechistas a Corral como su campeón? Posiblemente no, pero…