El debate sobre la conveniencia de utilizar una proporción de hasta 10 por ciento de etanol como oxigenante de las gasolinas que se consumen en el país con aparentes beneficios para las finanzas públicas y el medio ambiente, se profundiza al conocerse que hasta septiembre de este año el etanol por litro hoy es más caro 4.5 centavos de dólar comparado con la gasolina y el aditivo MTBE .

De acuerdo con el Consejo de Granos de Estados Unidos, organización que cuenta con información de mercados de granos y programas técnicos, el diferencial de precio es equivalente a 1.01 pesos por litro.

De ello se desprende que incorporar etanol a 10 por ciento al parque vehicular de las tres principales ciudades: Nuevo León, Guadalajara y la Ciudad de México resultaría inicialmente más caro que alternativas como el éter metil tert-butílico (MTBE). Además, información de la industria automotriz señala que seis de cada 10 autos en México no cuentan con la tecnología para procesar etanol.

Recientemente, en entrevista, Kenneth Smith Ramos, ex jefe de la negociación técnica para el T-MEC, consideró que de aprobarse la incorporación de etanol en una proporción de 10 por ciento en las mezclas de las gasolinas que se consumen en las tres principales ciudades del país (Nuevo León, Guadalajara y la Ciudad de México), se generaría un ahorro anual de 2 mil 550 millones de pesos en el costo de producción, que podrían ser transferidos a Petróleos Mexicanos (Pemex) para fortalecer sus finanzas, además de que se daría a los productores del campo nuevas alternativas de bienestar.

Según S&P Platts, a pesar de que los inventarios de etanol estadunidense sobrepasan los 25 mil millones de barriles, resulta aproximadamente 30 por ciento más caro que la gasolina convencional en Estados Unidos. Para los críticos del uso del etanol se vuelve una opción cada vez menos atractiva para los consumidores mexicanos.

El uso de etanol en las gasolinas mexicanas no beneficiaría los costos con una reducción neta, dado el precio actual de las gasolinas, así como otros factores que la industria del etanol ha omitido: costos en adaptación de la infraestructura de almacenamiento y transporte, los costos asociados al funcionamiento de vehículos que no pueden procesar etanol, y el menor contenido energético del etanol en comparación con las mezclas convencionales.