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El mayor enemigo no es un virus, sino el intrincado sistema socioeconómico

Urge una plataforma de inmunidad integral, sostiene el antropólogo Miguel Ángel Adame

 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de septiembre de 2020, p. 3

El enemigo número uno en el mundono es un virus, sino los intrincados procesos sociales y económicos derivados del capitalismo que han sucedido desde los años 70 del siglo pasado hasta la actualidad, afirma el antropólogo Miguel Ángel Adame Cerón.

En entrevista con La Jornada, el autor del libro Ébola y la mundialización epidémica advierte que ante la pandemia de Covid-19 necesitamos aprender la lección para que no se repita esta crisis de salud, al menos no de la misma magnitud: si no hay un viraje que termine con la lógica neoliberal y una respuesta social grande, que unifique las luchas, resistencias y criterios, vamos rumbo a una catástrofe mayor.

Considera que nos encontramos en una coyuntura clave en la historia de la humanidad, pues “si bien es cierto que han habido epidemias de millones de muertos, como las del siglo XIV al XVII, no se comparan con la actual ni en términos de masividad ni en términos de peligro, porque aquí se están cruzando no sólo todos los tipos de enfermedades infecciosas biológicas, sino las epidemias sociales.

Si a eso le agregamos la crisis ecológica, la contaminación, las amenazas de calentamiento global, el caos climático, la extinción de especies y la disminución de la biodiversidad, pues básicamente tenemos los días contados. ¿Qué futuro le estamos dejando a los niños y jóvenes?

En ese contexto, Adame Cerón señala que no es casual que a la par de la pandemia de coronavirus aparezcan movimientos sociales contra el racismo (en Estados Unidos), o el feminista que desde el año pasado se fortaleció, o la lucha contra los transgénicos. Pero las respuestas no deben ser de manera separada, hay que construir un frente global que todos empujemos, para que se ocupe de las prioridades: lo epidemiológico, la salud, el hambre, las discriminaciones. Es un desafío histórico en el que se está jugando nuestra superviviencia.

En el año 2000, el también profesor de la Escuela Nacional de Antropología e Historia publicó el libro La conquista de México en la mundialización epidémica, en el cual reflexiona acerca de temas que han sido comunes a lo largo de los siglos, como el aislamiento con el que responden las sociedades ante las pandemias.

Añade que también se repite “el estigmatizar lo exterior, pensar que el mal es algo que viene de fuera. Conforme las enfermedades son más letales, el miedo se apodera de las personas y las respuestas se vuelven irracionales. Sin embargo, en las sociedades más estratificadas o jerárquicas, los sectores más privilegiados o que tienen el poder se aprovechan de las circunstancias, consciente o inconscientemente.

“Los oportunistas han existido desde siempre, desde sociedades como Roma o incluso las mesoamericanas. El caldo de cultivo son las crisis económicas porque los sectores menos favorecidos quedan frágiles y vulnerables. Entonces, no sólo se dan las circunstancias propicias para que aparezcan enfermedades, hambre y miseria, sino quienes aprovechan la situación para proponer sus propias plataformas ideológicas y políticas, sociales e incluso económicas, fortalecer su poder, imponer creencias, cierto dominio, disciplina o control.

“Por ejemplo, ahora vemos a quienes tienen los hilos de poder y recursos económicos invertir en vacunas, financiar equipo médico o producir grandes cantidades de medicamentos, las mismas farmacéuticas están compitiendo por encontrar la fórmula inmunizante más efectiva. Si bien todos esos grupos están tratando de resolver lo inmediato, su respuesta se quedará en la superficie, no solucionará las causas profundas de la crisis social que atravesamos.

“Estamos en pura resistencia defensiva, no creando condiciones para resolver a fondo. Ante el Covid-19, los grupos hegemónicos imponen su agenda, hay grupos que saldrán fortalecidos, y habrá un reacomodo en el que los sectores más vulnerables tratarán de dar una respuesta.

“La inmunidad también puede ser social y compleja. Entonces, para que tengamos, como sociedad, una inmunidad efectiva, debe ser integral. Las debilidades en algún nivel suelen ser fatales, eso lo vimos durante la Conquista, cuando en situaciones de guerra, de dominio y de control fuerte, lo biológico pasó a lo social y surgió el síndrome de inmunodeficiencia impuesta.

“Por eso, lo que ahora nos afecta no sólo es el coronavirus, sino la restructuración económica capitalista que apareció en 1973, llamada globalización, posmodernidad, mundialización o neoliberalismo, ese el factor clave para poder entender los alcances de las pandemias actuales.

El neoliberalismo creó el terreno para que las epidemias crecieran en su magnitud, en ritmo, en fuerza, en masividad, en frecuencia. Estamos ante una pandemia de epidemias que interaccionan, y donde ha sido insuficiente la respuesta del sistema de dominio, adherido al poder mundial, con todo y sus estructuras de salud, porque han sido incapaces de crear un sistema social inmunológico integral, concluyó el antropólogo.