Martes 25 de agosto de 2020, p. 11
Una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha dispuesto que Morena designe vía encuesta a la dirigencia nacional, su líder interino, Alfonso Ramírez Cuéllar, se define y compromete: Serviré de árbitro para unificar y garantizar la limpieza y transparencia del proceso
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Asegura también: Siempre hemos cumplido con las sentencias del tribunal, pero es claro que los actos y procesos definidos en la anterior convocatoria se pospusieron por orden de la autoridad sanitaria y que desde el 26 de marzo, antes de esta nueva disposición, el partido ya había acordado realizar una encuesta abierta
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Ésta también se acatará. “Haré contacto inmediato con Lorenzo Córdova –presidente del INE– para organizar el proceso de renovación de la presidencia y de la secretaría general. El Comité Ejecutivo Nacional se reunirá para unificar a todos los aspirantes y hacer un gran acuerdo de gobernabilidad democrática y restablecimiento de la institucionalidad partidaria”.
Morena se ha retrasado muchísimo
en la construcción de su identidad política e ideológica. No es un partido acostumbrado al diálogo y al debate; debe abrirse y sus militantes conquistar el derecho a dialogar, a construir nuevas propuestas políticas, respetar la diversidad y funcionar con reglas democráticas. Esas son hasta ahora, las grandes ausencias en Morena”.
Desde febrero pasado, Ramírez Cuéllar es presidente interino de la organización que formó Andrés Manuel López Obrador y por la cual, en julio de 2018, ganó los comicios presidenciales.
Pero muy temprano, al iniciar su gestión, el líder fundador anunció que dejaría la vida partidista para ocuparse sólo de sus funciones como jefe del Estado mexicano.
Ante el deslinde, en Morena surgieron conflictos de diverso grado, sobre todo para dar cauce a su vida interna, a lo que se sumó la suspensión de actividades colectivas presenciales por la emergencia sanitaria. Y la semana pasada, el TEPJF falló por definir la dirigencia definitiva este mismo año; además, la que gane se encargará de conducir el proceso hacia las elecciones de 2021.
Ramírez Cuéllar, en entrevista con La Jornada, presenta su diagnóstico sobre la organización política; de inicio, no soslaya la existencia de una crisis general de los partidos en el mundo, afirma que aún está por definirse el nuevo paradigma.
Faltó organizar a afiliados
Autocrítico, asume la necesidad de Morena para dotarse de reglas claras, institucionalidad, organización y disposiciones disciplinarias de acatamiento general.
“Hemos tenido un retraso muy importante en todo eso, lo mismo que en el debate ideológico y político. El carácter dominante de la campaña electoral (de 2018) nos llevó en los hechos –y con justa razón– a poner al centro la estructura distrital y de promoción y defensa del voto y los consejos estatales, los municipales, las instancias estatutarias dejaron de funcionar.
“Después de la elección nuestra obligación era entrar en un proceso organizativo de nuestros afiliados, establecer la institucionalidad, depurar padrones, garantizar el funcionamiento colegiado de todas las instancias, crear espacios de convivencia en todos los niveles... pero no se hizo.
El problema es que se impuso una actitud premeditada, alevosa, de no hacer ningún esfuerzo y, al contrario, de boicotear los intentos por darle estructura e institucionalidad a Morena, generando una situación crítica que se agrava porque, a diferencia de 2018, ya se han constituido poderes reales desde el momento en que gobernamos en algunos estados, que somos mayorías en los congresos locales, se tienen alcaldías y una fuerte presencia en el Congreso federal. En suma, poderes que antes no existían y para los cuales no tenemos espacios adecuados de convivencia
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Ante tales debilidades –admite– es que no se evalúa el ejercicio de los gobiernos locales o el desempeño legislativo; tampoco se confluye para construir propuestas, planes de trabajo ni se procesan correctamente las divergencias.
Hay, además, un abandono a los liderazgos locales, donde tenemos grandes activos. En mi largo paso por la política no había conocido una abnegación, entrega y compromiso como la de los militantes de Morena. Y aunque se vienen reconstruyendo todas las tareas de formación política, no hay atención adecuada para quienes por miles recorrieron casas, tocaron puertas, llenaron plazas
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Asegura que Morena es un partido, un movimiento que acompaña las políticas del sexenio, pero que debe trascender las administraciones públicas y crear los espacios para diseñar su nueva identidad y renovar sus vínculos con la sociedad.
“Para poder triunfar en 2021 debemos reforzar sus lazos quienes luchan contra la violencia, por los derechos de las mujeres… tenemos un rezago en la comprensión de la nueva lucha feminista y debemos actualizarnos. También, establecer una identidad mayor con los jóvenes y ser más comprensibles con quienes han quebrado en sus negocios en esta situación y enfrentan dificultades fiscales, financieras, crediticias. En suma, elaborar nuestras propias propuestas de políticas públicas en lo ambiental, agrícola, comercial, en derechos humanos...”