La pandemia de Covid-19 ha exacerbado en México la precarización y la invisibilidad de la cultura y los agentes culturales como elementos fundamentales de la vida, según Silvia Singer, directora del Museo Interactivo de Economía (Mide).

La situación de ahora no es privativa de estos últimos meses. Los castigos a la cultura, los recortes, la invisibilidad y el desprecio vienen de muchos años atrás y de otros regímenes de gobierno, afirmó.

Pero en estos dos últimos años, y ahora por la pandemia, el cierre de instituciones y los más recientes recortes financieros han exacerbado a tal punto el problema que estamos en vías de desaparecer o de quedarnos en una situación tal que el regreso será muy complejo, lento y requerirá de mucho esfuerzo. Vamos a perder mucho.

Bióloga de formación, aunque con amplia trayectoria en museología didáctica, Silvia Singer (Ciudad de México, 1954) defiende en entrevista con La Jornada a la cultura y los agentes culturales como elementos indispensables para el acceso a la información, a una mejor forma de convivencia y a las formas de la paz, por lo cual consideró una visión muy corta de las necesidades del país realizar recortes severos con el pretexto de la emergencia de salud.

Cortar esta parte de la vida en lugar de fomentarla es recortar el alcance de la educación de manera muy severa. Éste es un tema que tiene que ver con educación, básicamente, y con el crecimiento de la sociedad, asentó.

Necesitamos nutrir el pensamiento crítico y creativo de las sociedades. La nuestra está enferma, y cuando una persona lo está, busca la medicina; en esta ocasión hay que reconocer que no somos prescindibles al ser agentes de cultura. No somos un objeto de lujo. La cultura está embebida en lo más profundo de la vida social, y no reconocerlo como elemento de creación de una sociedad coherente y de empuje es gravísimo.

Integrante del Frente ProMuseos, la directora del Mide calificó de alarmantes el silencio y la ruptura del diálogo entre la sociedad civil y los órganos de gobierno en México, y aunque aceptó que apuesta por un verdadero y profundo cambio con la llegada al poder de la Cuarta Transformación, lamentó que la cultura esté excluida de la agenda.

Mencionó por ejemplo el proyecto del complejo Chapultepec, cuya existencia habla de un centralismo lamentable como el que vivimos toda la vida; es decir, las cosas importantes forzosamente tienen que suceder en la Ciudad de México. Por otro lado, es un proyecto faraónico que no ha sido consultado con la comunidad cultural ni con la ciudadanía y va a costar muchísimo dinero, que es indispensable para mantener las riquezas patrimonial y cultural del país.

Agregó que es muy grave creer que se tiene la solución y la razón ante todos los pensamientos y que sólo hay un camino, porque quedamos todos fuera, porque los que hacemos cotidianamente la cultura, la mostramos o la comunicamos no estamos presentes en ese ejercicio.

La crisis sanitaria impone retos mayúsculos para las instituciones culturales como los museos. De entrada, apuntó, se tendrán que adecuar los espacios y reducir el número de visitantes, aunque más que problema lo ve como oportunidad de ofrecer experiencias de mayor calidad.

El lado muy grave es la falta de ingresos, pero debemos encontrar modelos de gestión en los cuales el menor número de asistentes no nos haga más pobres. Eso será muy largo, tomará muchos años.

Detalló que las autoridades internacionales han pronosticado que entre 9 y 13 por ciento de los museos en el mundo no volverán a abrir y se dijo preocupada porque el número sea mayor en México, pues existen espacios comunitarios que de por sí apenas sobreviven.

Las cosas que hacemos cuestan y esto me lleva a un tema importante: los salarios de los trabajadores de la cultura, que por lo general son bajos. Además, su quehacer está invisibilizado, no tienen ingresos acordes a su talento, formación y aportación a la sociedad. La cosa se viene difícil para el país en general, pero si a eso se agrega que no hay apoyo para nosotros, estamos realmente en la lona.