El Mercado Internacional del Petróleo
a demanda mundial de petróleo rebasó en la segunda mitad de 2019 la marca de los 100 millones de barriles diarios (mbd). En el tercer trimestre se consumieron 100.5 mbd y en el cuarto 100.8. Su tasa de crecimiento anual venía siendo menor cada año: 1.8% en 2017, 1.5 en 2018 y 0.8 en 2019, tendencia que la pandemia convirtió en un severo decrecimiento estimado de -9.1% en 2020.
Los 100.8 millones de barriles diarios consumidos en el cuarto trimestre de 2019 cayeron a 92.4 m en el primero de este año, y a 81.3 m en el segundo, según estimación de la OPEP (Gráfico 1) de donde se espera una recuperación a 92.3 millones en el tercer trimestre y a 96.3 m en el cuarto. Ojalá el mundo logre acelerar en la pospandemia la inflexión del consumo de petróleo y la sustitución por energías limpias.
La oferta/producción de petróleo sigue en lo general a la demanda a fin de mantener un balance equilibrado y estabilidad en los precios (Gráfico 2). Estos esfuerzos de ordenamiento han logrado éxito gracias a los países de la OPEP y a otros que sin ser miembros cooperan con ella, y que en años recientes han enfrentado el reto disruptivo del nocivo fracking aplicado a las rocas de esquisto por Estados Unidos en particular.
El equilibrio logrado en el balance oferta-demanda en los últimos años fue, sin embargo, roto sin más por el frenón económico a que forzó la pandemia desde febrero de este año, originando una caída de la demanda petrolera ante una oferta que no bajó igual de rápido y desembocó en una sobreoferta de 7.75 millones de barriles diarios en el primer trimestre y de 9.61 millones estimados en el segundo, con el consecuente desplome de los precios (Gráfico 3). Ello originó que la OPEP convocara a reducir la producción global en unos 10 millones de b/d, monto que si bien se aprecia insuficiente ante la sobreoferta de 17 millones bd acumulada en los primeros trimestres, si logró a partir de abril un repunte modesto en los precios del petróleo.
En México, la caída de la producción en los años recientes de 2.5 millones de barriles diarios en 2016 a 1.9 en 2019, parecía empezar a repuntar en el primer trimestre de este año con 2.0 mbd; no obstante, en el segundo se adhirió a la reducción de la OPEP y se alineó con la demanda bajando su producción a 1.9 mbd en el segundo trimestre y a 1.8 mbd en el tercero y cuarto (Gráfico 2), contracción de ventas y precios que inevitablemente afectan a Pemex.
El reordenamiento del sistema energético nacional se ha convertido en tarea titánica; una carrera contra el tiempo que además se da en condiciones adversas de mercado, precios, recursos fiscales y un mar de concesiones y contratos otorgados en condiciones leoninas, excesivas y lesivas al país. En este marco de decisiones difíciles, el optar por un uso intensivo, y esperemos temporal, de combustóleo en vez de gas, en múltiples termoeléctricas de la CFE es una opción acertada ya que tenemos exceso de combustóleo barato (cuyos innegables efectos contaminantes hoy se pueden mitigar sustancialemente) y carecemos de gas suficiente (se usa gas importado en enormes cantidades).
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