En el segundo trimestre del año el consumo, que representa dos terceras partes de la actividad económica, tuvo una caída cercana a 15 por ciento, asegura un estudio de BBVA México.

De acuerdo con el indicador de consumo del banco, el cual es elaborado con los datos diarios de las terminales punto de venta de BBVA (474 mil 538 en todo el país), el 16 de abril se tocó el punto más bajo y desde esa fecha ha presentado altibajos.

Hasta el momento el total de transacciones en el segundo trimestre del año muestra una caída de 19.4 por ciento, lejos del 4.1 registrado en el primer trimestre, y los datos más recientes apuntan a una recuperación no uniforme en los meses siguientes. Así, los datos de consumo de BBVA señalan una caída del consumo privado de dos dígitos en el segundo tercio del año, con una estimación actual de contracción de 15 por ciento, apunta.

En un análisis, la institución precisa que si bien el declive inicial del consumo respondió primordialmente al cierre de actividades económicas y a la implementación de medias de distanciamiento social, el daño que han experimentado las empresas, en particular las pequeñas y medianas, junto con la profunda caída del empleo formal e informal, representan un deterioro estructural sobre el ingreso de los hogares, con efectos sobre la actividad económica en el mediano plazo.

Aquellos que conserven su empleo probablemente aumentarán su tasa de ahorro en un contexto de mayor incertidumbre en el mercado laboral. Sin una red de apoyo del gobierno federal y con una tasa de interés monetaria por arriba de la postura neutral, el camino para alcanzar los niveles de consumo previos al Covid-19 será largo y difícil.

Detalla que el desempeño del país se situará lejos de lo observado en economías avanzadas e incluso por detrás de otras naciones latinoamericanas, dada la composición del mercado laboral, pues 56.1 por ciento de mexicanos trabajaba de forma informal hasta el primer tercio del año y 41.9 por ciento de la población vivía en pobreza (52.4 millones de habitantes).

La pronta flexibilización de las restricciones sociales, cuando el número de contagios sigue en aumento, podría suponer un choque temporal positivo para el consumo, aunque subyace el riesgo de acelerar la tasa de infección, especialmente en un contexto de escasez de pruebas y seguimiento de contactos, considera.

Mayor consumo en línea

Según la información disponible, enfatiza, el consumo de alimentos experimentó el mayor aumento en los días cercanos al cierre oficial de actividades, que se inició el 30 de marzo, mientras algunos servicios, como los relacionados con el turismo, registraron la caída más abrupta de todos los sectores.

Las compras de pánico de alimentos no se prolongaron muchos días y la variación interanual de este segmento se estabilizó en un nivel 20 por ciento mayor al observado en el mismo periodo de 2019. Hasta el 19 de junio el consumo de alimentos registró una variación interanual de 33.2 por ciento.

A su vez, los servicios relacionados con el turismo se paralizaron casi por completo, con una disminución constante desde la segunda mitad de marzo, alcanzando una caída interanual de 98.7 por ciento el 19 de junio y sin señales de una pronta recuperación.

Incluso con la relajación de las medidas de distanciamiento social, prevemos que el transporte y otros servicios relacionados con el turismo serán los últimos en mostrar mejora. Será probablemente el próximo año o quizá después cuando esos sectores alcanzarán los niveles de consumo reportados antes de la crisis de Covid-19.

Contrario a estos últimos sectores, hay señales positivas en el comercio electrónico, pues registra crecimiento en ventas desde principios de abril, con un incremento interanual promedio de 153.9 por ciento durante los primeros 19 días de junio.