El ingreso de México al Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) es positivo para la región, de acuerdo con especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Coincidieron en que tiene especial relevancia en medio de la pandemia de COVID-19, cuando se avecina un debate sobre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la posibilidad de apoyar una vacuna universal para todos los países.

De acuerdo con Raúl Benítez, miembro del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (Cisan), México no tiene ningún veto de los cinco miembros permanentes y tiene apoyo en 33 países de América Latina.

Además, cuenta con un buen representante: Juan Ramón de la Fuente, que como ex secretario de Salud y ex rector de la UNAM conoció a los científicos e intelectuales que manejan el tema de la salud internacional.

Para Roberto Zepeda Martínez, también del Cisan, el ingreso al Consejo de Seguridad permitirá al país ser actor importante en el ámbito internacional, y a través del multilateralismo podrá contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la relación bilateral.

Además, destacó, hay confianza en el embajador mexicano ante la ONU. De la Fuente es un diplomático experimentado, un político hábil que sabrá dirigir nuestra participación en el Consejo de Seguridad, incluso en escenarios de tensión y confrontación.

La participación de México en el contexto de esta pandemia es un momento propicio para posicionarse –por medio de De la Fuente– en el ámbito internacional como una potencia emergente que defienda su vocación pacifista, promueva sus acciones de política exterior y genere consensos en torno al apoyo a la vacuna universal, destacó Zepeda.

Para Eduardo Rosales Herrera, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, el país buscará una reforma integral del consejo, haciéndolo más equitativo en la toma de decisiones, con un diálogo más transparente y comprometido.

México pretende que esa instancia de la ONU sea más eficaz y eficiente, pero es necesario considerar que hay cinco miembros permanentes que tienen derecho de veto, y en cuestiones internacionales, si no están de acuerdo no se toma una decisión, por lo que será extremadamente difícil democratizarlo, reconoció el experto universitario.