Querétaro, Qro., El Café del Fondo, sitio emblemático para la izquierda queretana, cerrará definitivamente por no poder resistir los embates de la crisis económica derivada de la pandemia de Covid-19.

En ese recinto, que tuvo entre sus parroquianos a intelectuales como los poetas y escritores Hugo Gutiérrez Vega y Francisco Cervantes Vidal, se planearon diversos movimientos sociales y políticos.

El inmueble, marcado con el número 9 de la calle Pino Suárez, en el centro histórico de esta ciudad, tiene cerradas sus puertas desde el 25 de marzo, como parte de las medidas sanitarias implementadas por las autoridades.

Vender comida para llevar no fue una opción porque sus ingresos dependían de la presencia de los comensales, quienes acudían por los bajos precios. En ningún lado de Querétaro hay café de 10 pesos, dijo en entrevista Elsa Doria Martínez, fundadora del negocio.

La renta de 22 mil 100 pesos al mes de una antigua casa de la zona centro consumió al negocio. Liquidó a ocho trabajadores, y aunque oficialmente en Querétaro los 4 mil 900 restaurantes y cafeterías podrán reanudar operaciones el miércoles próximo. El Café del Fondo no lo hará porque ya no renovará el contrato de arrendamiento, que concluye el 30 de junio.

Doria Martínez definió a El Café del Fondo como un lugar alternativo en Querétaro al que acudían personas que buscaban otro tipo de vida, más de comunidad, más hacia la izquierda, defensores del medio ambiente, defensores de derechos humanos, de las cosas de la vida.

Era lugar de encuentro de pintores, poetas, escritores, activistas, feministas, ecologistas , así como militantes de partidos alternativos. No sólo acudían para consumir café o alimentos, sino para planear.

Desde ese recinto un comité del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) organizó la visita del Subcomandante Marcos a Querétaro el primero de marzo de 2001. También se fraguó la defensa del Parque Nacional Cimatario, que impidió que el ex gobernador panista Ignacio Loyola Vera lo designara recinto de la Feria Ganadera.

Los poetas Francisco Cervantes Vidal, Salvador Alcocer, Florentino Chávez y el panameño Enrique Jaramillo eran clientes asiduos. Algunos de sus poemas se escribieron en El Café del Fondo. Hugo Gutiérrez Vega, ex rector de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) y quien dirigió el suplemento cultural La Jornada Semanal también fue cliente, aunque para Elsa Doria la relación no era de vendedor y comprador, sino de amigos.

Para su fundadora, ese espacio fue de comunidad, de unión, de libertad y de planeación, así como de impulso de la economía solidaria para crear pequeñas cooperativas de productores locales. Fue oficina y lugar de referencia para diversos activistas, jugadores de ajedrez –quienes disponían de un salón– y estudiantes de bellas artes de la UAQ que podían exhibir sus obras.

Al negocio acudían personas de escasos recursos que podían comer por 50 pesos, costo de la comida corrida. La sopa azteca era la especialidad. Se podía degustar café proveniente de cooperativas de Chiapas o Veracruz por 10 pesos.

Para Elsa Doria no fue fácil resistir 25 años como lugar alternativo en un Querétaro, visualizado como un estado conservador (desde 1997 ha gobernado el Partido Acción Nacional en tres sexenios) y hubo momentos difíciles en que se sintió vigilada por el gobierno.

Confió en que El Café del Fondo resurja en algún otro espacio del centro histórico, o por medio de alguno de los colectivos que promueven la economía solidaria.