Jueves 4 de junio de 2020, p. 14
La pandemia ha exacerbado las desigualdades educativas en México, considera la catedrática Marion Lloyd, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y agrega que la oferta virtual implementada por las instituciones académicas para hacer frente a la necesidad de cancelar las clases presenciales por el virus, tiene serias limitantes, dificultades y cuestionamientos éticos, sobre todo en cuanto a la equidad del modelo.
Entre los factores que condicionan el acceso a una enseñanza de calidad en línea son: la clase social, la raza, la etnia, el género, la ubicación geográfica y el tipo de institución a la que pertenecen los estudiantes, señala e documento Desigualdades educativas y la brecha digital en tiempos de Covid-19.
La diferencia de acceso a la tecnología durante la pandemia tiene consecuencias particularmente nocivas y de largo alcance, debido a su incidencia en el sistema educativo. “Afecta a alumnos desde el nivel prescolar hasta el universitario, determinando quiénes pueden acceder a –y aprender de– la educación en línea”.
En el nivel superior, indica la investigadora, 55 por ciento de los educandos que provienen de familias del primer decil de ingresos no cuenta con Internet ni computadora en casa.
Así, agrega, 18 por ciento de los universitarios no tiene acceso a dichos servicios; es decir, uno de cada cinco no puede seguir las clases en línea desde sus casas.
Ante esta situación, urge encontrar soluciones creativas
. Una opción que se ha probado en otras naciones, como Estados Unidos, es la donación de equipos de cómputo y tarjetas de Internet a estudiantes de escuelas públicas.
En México, existen algunas acciones en este sentido, implementadas ya en la Autónoma Metropolitana y la UNAM.
No obstante, estas alternativas tienen para Lloyd la desventaja de que llegan a una muy pequeña parte de la población en desventaja. Por ello, señala que ante la posibilidad de que la enseñanza en línea se convierta en la norma para los próximos meses o años, urge escalar estas iniciativas y generar ideas nuevas
para que las brechas digitales existentes no se traduzcan en brechas educativas de largo alcance
.