Domingo 17 de mayo de 2020, p. 29
Las agresiones a médicos, paramédicos y operadores de las unidades de urgencias no son algo nuevo con motivo de la pandemia de coronavirus, pero han aumentado, ya que personal del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (ERUM) y de las áreas de protección civil dentro de las alcaldías ha notado un mayor número de casos en los que la gente reacciona así al exigir el traslado de su familiar a un hospital.
Lo que sí consideraron inusitado fue el asalto a mano armada del que fueron víctimas en días pasados paramédicos para despojarlos de dinero y objetos de valor al acudir a atender una emergencia en la unidad habitacional Ermita Zaragoza, en Iztapalapa, aunque quienes laboran en motocicletas están más vulnerables
a las agresiones porque van solos, por lo que han padecido por el robo de su equipo.
Técnicos en urgencias médicas explicaron que las agresiones van desde insultos y amenazas hasta la retención de sus unidades, particularmente las motoambulancias, pero hasta el momento no conocen de ataques físicos.
Siempre ha habido agresiones
, explicó un paramédico del ERUM, quien pidió no dar su nombre, y comentó que en las alcaldías del sur como Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta la gente es un poquito más agresiva
cuando al hacer la valoración médica y se determina que no requiere hospitalización, los familiares insisten en que se haga el traslado.
Refirió que en esas demarcaciones han llegado a retener a los paramédicos que acuden en motocicletas y les quitan las llaves del vehículo como medida de presión para obligar a que se envíe a una ambulancia.
Ana Paula, técnica médica en operaciones de alto impacto de la unidad de protección civil de una alcaldía al sur de la ciudad, refirió que el área no cuenta con unidades especializadas para el traslado de personas con Covid-19 y si la base no lo reportó como un posible contagio, al llegar y no hacer el traslado los familiares piensan que no lo queremos atender y se ponen beligerantes
.
Pero las agresiones no son algo reciente; recordó que en septiembre pasado una patrulla llevó a un baleado a un hospital, pero debía ser trasladado a otro lugar porque no tenían personal especializado para el tipo de lesión y al llegar alrededor de 25 personas comenzaron a insultar y reclamarles por qué habían tardado demasiado si ya no requerían el servicio porque estaba por llegar un particular que habían solicitado. A nosotros no nos agredieron físicamente, pero cuando nos estábamos retirando apedrearon la ambulancia
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