Lunes 11 de mayo de 2020, p. 13
Cuando un ser querido desaparece, el proyecto de vida de las mujeres se trastoca. Su realidad se vuelve otra y su principal objetivo se convierte en hallar a esa persona ausente.
El dolor trae consigo enfermedades, impactos psicológicos y físicos, desgaste económico, emocional y social que las vuelve vulnerables y las revictimatiza.
Así lo asienta la investigación Nos llaman las locas de las palas, dada a conocer ayer, 10 de mayo, por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y por el Fondo Canadá, en la que se presentan los testimonios de nueve mujeres que desde hace años buscan a familiares desaparecidos.
La incertidumbre las mata en vida. “La desaparición es un limbo en el que no saben si su persona querida –la hija de sus entrañas, el esposo y padre de sus hijos, el hermanito apenas adolescente– ha muerto o está vivo y pasando cosas que preferirían no imaginar”, subraya el trabajo.
Conozco las dos partes: perder a un hermano y saber que está muerto, y tener a otro desaparecido. Hay mucha diferencia. Con mi hermanito podía pensar que al menos ya no estaba sufriendo, pero con mi hermano Gerson no sabía todo lo que estaba pasando y eso me partía el alma
, cuenta Michelle Quevedo.
La realidad las llevó a las calles, a los campos, las transformó en buscadoras. Antes de ello tenían sus propios sueños, proyectos y ocupaciones: una empresa familiar aguacatera, una pequeña empresa de transporte y el anhelo de un embarazo, un proyecto de spa en una ciudad menos violenta, una especialidad y una promoción de puesto en la Comisión Federal de Electricidad, una segunda maestría y un despacho de asesoría política, disfrutar de su jubilación y de sus hijos, continuar como maestra de jardín de niños, hacer crecer su tienda de artículos de pesca, continuar con la venta de oro y ropa, y apoyar en la crianza de sus nietos.
Esas historias se rompieron, ocho de las nueve mujeres encuestadas perdieron esos proyectos. Algunas renunciaron a ellos para dedicarse casi de tiempo completo a la búsqueda de sus seres queridos, otras fueron desplazadas y unas más simplemente no han tenido la fuerza para volver a trabajar, asienta el documento que se puede consultar en https://bit.ly/2lLdlP.
Han aparecido enfermedades como colitis, presión arterial, dolores de cabeza y de espalda, envejecimiento prematuro.
Ocho de ellas dejaron de comer, todas dejaron de divertirse y de celebrar fechas especiales y aprenden a vivir con miedo constante.