En absoluto se requiere una reforma fiscal como la que sugirió el Fondo Monetario Internacional (FMI), pues no se pueden incrementar los impuestos en un contexto de recesión, ya que ello ahondaría la crisis, consideraron ayer especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Arturo Huerta González, profesor de posgrado de la Facultad de Economía, manifestó que los especialistas del organismo internacional parten de que el gobierno necesita impuestos para gastar y que si la recaudación es menor la administración no puede gastar.

Sin embargo, dijo, no entienden que si el gobierno ejerce pocos recursos recaudará poco, porque el gasto impacta en empresas e individuos.

Destacó que tanto la actual administración como las anteriores han reducido el gasto e inversión pública con políticas de austeridad, lo cual frena la actividad económica. Ello, a su vez, impacta en un menor crecimiento de empresas e individuos, por lo que el gobierno recibe menos.

Agregó que el gasto del gobierno se va a productos importados, por lo que no estimula el mercado interno y no genera efectos multiplicadores en favor del empleo. Por tanto, crece menos el ingreso nacional.

Huerta subrayó que gravar con impuesto al valor agregado alimentos y medicinas implicaría afectar más el poder adquisitivo de la población y se traduciría en menores demanda, crecimiento económico, creación de empleos y recaudación.

El gobierno federal ni siquiera necesita emitir deuda ni aumentar gravámenes para gastar. La deuda que los gobiernos emiten no es para financiar su gasto, sino para regular la liquidez en la economía.

Ignacio Martínez Cortés, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM, dijo en entrevista que hablar de una política fiscal integral no podría ser factible para 2021, lo que se verá el 8 de septiembre, cuando se entregarán los Criterios Generales de Política Económica. Únicamente será la miscelánea fiscal, que representa el movimiento de tabuladores en impuestos o pagos, como el impuesto especial sobre producción y servicios a la gasolina.

Hablar de aumento de impuestos en la agenda de López Obrador en este momento es impensable.

Recordó que la política fiscal es un conjunto de medidas que van en torno al régimen tributario e impactan el gasto público, la deuda que el gobierno contrata en relación con el ingreso resultado de la tributación.

Comentó que no habría margen para que México hiciera una reforma fiscal como consideró el FMI por la pandemia del nuevo coronavirus, porque 2.1 millones de empresas no tendrán posibilidades de reincorporarse de manera inmediata a la primera fase de reactivación el próximo primero de junio, lo cual incluye a trabajadores que han perdido sus ingresos.

Añadió que otra razón por la que no se podría instrumentar es por la proximidad de las elecciones intermedias, pues si un gobierno aumenta gravámenes antes de los comicios eso afectaría los resultados.

Será más factible tener una política fiscal, más no una reforma, hasta septiembre de 2021, cuando se presenten los criterios para el paquete económico de 2022.