Moscú. Tomen sus celulares inteligentes y graben sus nuevas costumbres, su rincón favorito de casa o una videoconferencia de trabajo. ¡Haremos películas! En pleno distanciamiento social, los directores rusos dan rienda suelta a su imaginación para seguir rodando.

Cada semana desde finales de marzo, Andrei Konchalovsky se sienta en su sofá y plantea varias preguntas a los 418 mil seguidores que tiene en Facebook. Éstos responden en video desde sus casas, como parte del proyecto Cuarentena a la rusa.

Hacen una toma desde su habitación, un marco de ventana desconchado o el viejo sillón que tanto les gusta, explicó el director de 82 años, galardonado en Cannes y Venecia. A veces los participantes recitan un texto o comparten una reflexión sobre cómo se toman los rusos la cuarentena.

También hay escenas de rusos bebiendo vodka en una mesa entre dos balcones o yendo en bicicleta a casa de su vecino del pasillo del edificio.

Desde que empezó el aislamiento social, impuesto primero en Moscú y luego en las regiones rusas, el equipo de Konchalovsky elige entre miles de videos y fotografías cuáles se incluirán en su próxima película.

Cada país aborda la crisis a su manera y nuestro filme mostrará un mosaico del carácter ruso, sostuvo el cineasta, que ha trabajado en Hollywood y que se dio a conocer por sus películas sobre la vida campestre en Rusia.

En el caso de los rusos, los sentimientos dominan sobre la razón y tienen una actitud históricamente muy particular respecto de las leyes, consideró el director, hijo del poeta Serguei Mijalkov, creador de la letra del himno de la Unión Soviética. El cineasta rechazó, no obstante, revelar el contenido de la película.

Un nuevo lenguaje

Andrei Konchalovsky no es el único director ruso en busca de inspiración a causa del distanciamiento social.

Timur Bekmambetov, autor de dos largometrajes de culto de mediados de 2000, Ronda de noche y Ronda de día, quiere crear una serie de cortos de ficción y documentales en screenlife, género en el que la acción se corresponde con lo que se ve en una pantalla de computadora o de teléfono.

Hoy día vivimos más en nuestras pantallas que en la vida real: ahí es donde nos enamoramos, nos enfadamos, encontramos trabajo, lo perdemos y entendemos quiénes somos, destacó el director y productor, cuyo proyecto se llama Los cuentos de la cuarentena.

El primer episodio, Teletrabajo, trata de cómo una videoconferencia acaba fuera de control, y en él participaron actores profesionales desde sus casas.

El confinamiento acelera el uso de un nuevo lenguaje audiovisual, señaló el director. El cine tradicional, suspendido por la crisis, está desfasado: ya no queremos más filmes sobre atracos a bancos, en la época del pago electrónico, ni de declaraciones de amor bajo un balcón en la época de las redes sociales.