Miércoles 29 de abril de 2020, p. 24
Buenos Aires. En un país en cuarentena para evitar la propagación del Covid-19, el Tribunal Oral Federal de Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, impuso una histórica sentencia al condenar a cadena perpetua a 28 acusados por crímenes de lesa humanidad perpetrados durante la pasada dictadura militar (1976-1983) y a otros siete a penas de entre siete y 25 años.
La audiencia celebrada antier transcurrió sin público por el aislamiento social que se aplica en todo el país, y sólo estaban los representantes de la querellante Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, que llevó a juicio 272 casos de secuestros y torturas, de los cuales 133 están desaparecidos.
Los 40 acusados eran integrantes del ejército, fuerza aérea, Armada, prefectura y policías bonaerense. Los crímenes se cometieron en los centros clandestinos de detención de la Subzona 15 como La cueva y La base naval, Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina, Prefectura Naval, y la Comisaría de Miramar, en la provincia de Buenos Aires.
Asistimos a una sentencia histórica, con 28 condenados a cadena perpetua que fueron juzgados con todas las garantías
, informó el subsecretario de Derechos Humanos, Matías Facundo Moreno, quien señaló que esta sentencia indica que el camino de la memoria, la verdad y la justicia no se detiene, ni siquiera en tiempos de pandemia y aislamiento social. Es un veredicto muy auspicioso, sobre todo cuando los derechos humanos vuelven a ocupar un lugar central en las políticas del Estado
.
Entre los condenados a cadena perpetua están Víctor Modesto Mendiaz, Alfredo Manuel Arrillaga, Eduardo Jorge Blanco y Jorge Luis Toccalino.
La condena se da a conocer dos días después del aniversario (25 de abril) de la creación de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS). Se calcula en medio millar los niños robados, recuperados casi 200 por la lucha incansable de Abuelas de Plaza de Mayo. Para los jóvenes recuperados, unidos a los que buscan a sus padres, el camino fue acompañar a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, y cada juicio que termina con una condena es un símbolo de la razón de la lucha contra el olvido y la muerte.