Agustín Carstens, gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), apremió a gobiernos y bancos centrales del mundo a intensificar las medidas económicas y apoyar la actividad en los países afectados por el brote del nuevo coronavirus.

Ex gobernador del Banco de México (BdeM), Carstens manifestó que es necesario que los bancos centrales implementen medidas más ambiciosas que las fijadas durante la crisis de 2008 y 2009.

Precisó que las reglas establecidas para los bancos tras la debacle económica fueron determinadas con el fin de que las instituciones financieras no se excedieran sobre los montos de financiamiento; sin embargo, la actual situación es preocupante, dado que no otorgan préstamos en un momento en que los mercados de capital han cerrado la puerta a diversas empresas.

Para darles a las empresas viables un salvavidas para superar el repentino paro económico provocado por Covid-19 se necesita una solución que cubra el tramo final para llegar a las que están al borde del precipicio, publicó Carstens en un artículo divulgado ayer en el Financial Times.

Puntualizó que, a escala global, los principales bancos centrales se han apresurado a anunciar inversiones por billones de dólares para fondos de emergencia del sistema bancario internacional; sin embargo, precisó, el problema es que el capital no llega a quienes lo necesitan.

A tal situación, detalló, el primer paso a tomar, que llamó el tramo final, es que las instituciones bancarias utilicen sus reservas de capital y se ejecute una congelación global de dividendos y recompra de acciones.

El gerente general del BIS recomendó que los bancos hagan préstamos que estén garantizados por el gobierno para las pequeñas y medianas empresas, mismos que sean equivalentes a la cantidad de impuestos que cada firma pagó el año previo, pero que sólo se destine a aquellas que en 2019 fueron rentables.

Los préstamos de impuestos diferidos, enfatizó Carstens, podrían ser titulizados y refinanciados por el banco central y cualquier pérdida será sufragada por los gobiernos.

“Estos principios deben globalizarse basándose en las líneas de swaps (contrato por el cual dos partes se comprometen a intercambiar una serie de cantidades en fechas futuras) de dólares del banco central para canalizar la liquidez y evitar que las cadenas de suministro mundiales se desmoronen”, finalizó Carstens.

El pasado 20 de marzo el BdeM recortó su tasa de interés a un nivel de 6.50 por ciento ante la expansión del Covid-19 y anunció medidas para proveer liquidez en moneda nacional y extranjera y para mejorar el funcionamiento de los mercados nacionales.

Dichas medidas fueron la disminución del depósito de regulación monetaria (DRM) por un monto de 50 mil millones de pesos, ajustes a la tasa de interés de la facilidad de liquidez adicional ordinaria, subastas de crédito en dólares y una colaboración con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para fortalecer el Programa de Formadores de Mercado de Deuda Gubernamental.

En Estados Unidos la Reserva Federal puso a disposición 300 mil millones de dólares para apoyar el flujo de crédito a empleadores, consumidores y empresas.