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Alpinista en Lucha contra la altura

La vida en el K2 es una moneda echada al aire, dice Viridiana Álvarez
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▲ Si permito que el miedo me domine no podría enfrentar ningún reto, expresa Álvarez, quien tendrá otra expedición a finales de mes.Foto tomada de su Facebook
 
Periódico La Jornada
Martes 10 de marzo de 2020, p. a12

Los habitantes de los Himalaya suben a la montaña más alta del mundo, el Everest, confiados de que la diosa que la resguarda los perdonará. El K2, por el contrario, como si de una presencia rencorosa se tratara, ha cobrado la vida de tantos alpinistas que es considerado el reto más prestigiado del montañismo, pero también el más mortal.

Escalar el K2 es pecado, dice uno de los sherpas –los guías nativos de aquellas tierras– en el libro Enterrados en el cielo, de Peter Zu-ckerman y Amanda Padoan, donde narran la tragedia de 11 experimentados escaladores que perdieron la vida en agosto de 2008 en aquella montaña salvaje.

Para tener una idea del contraste, antes de esa tragedia, la cumbre del K2 sólo la habían alcanzado 278 alpinistas. El Everest registró 4 mil 115 personas que lo ascendieron hasta 2008.

El K2 tiene también la leyenda de ser particularmente hostil con las mujeres. Un comparativo hasta 2004 registraba cien escaladoras que habían conseguido la cumbre del Everest; en contraste sólo seis lo habían logrado en el K2.

La primera en conquistar esa montaña salvaje fue la polaca Wanda Rutkiewicz en 1986. Cinco más lo hicieron en los siguientes seis años, todas murieron.

La mexicana Viridiana Álvarez, la primera representante de nuestro país y latinoamericana en lograr la cumbre del K2, conocía bien la estadística fatal y la leyenda en torno a la mala fortuna de las mujeres.

Si haces una búsqueda en Internet, lo primero que aparece es la información sobre las muertes y también sobre las mujeres que han muerto ahí, comenta Viridiana, una mujer de 36 años que decidió un día abandonar la vida predecible en una oficina y se lanzó a conquistar lo inexplicable.

No podía dejarme invadir por pensamientos negativos, explica; si le doy importancia a esa leyenda, si permito que me domine el miedo, no podría enfrentar ningún reto.

Riesgos

Viridiana tuvo la revelación de escalar la cima más difícil en su complejidad técnica y por su inestabilidad climática. Las expediciones con montañistas experimentados, algunos célebres, frecuentemente se quedan a medio camino por las jugadas impredecibles que les opone el clima. Acechan durante días a la espera de lo que llaman una ventana, un pequeño paréntesis que permita atacar la cumbre.

La vida en el K2 es una moneda echada al aire, relata Viridiana; compartimos los servicios de varios sistemas meteorológicos y a veces no coincidían. Tomar una decisión puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.

El K2 se alza a 8 mil 611 metros sobre el nivel del mar. Cuando se rebasan los 8 mil metros el organismo no puede extraer el oxígeno necesario del aire. En consecuencia, el cuerpo funciona en condiciones anómalas y de riesgo de terminar con los pulmones y el cerebro anegados.

Fue una lucha contra la altura que afecta tu cerebro y tu cuerpo, pero sobre todo contra la mente, recuerda Viridiana; no sólo la altura, que otras montañas también tienen, sino las paredes de hielo y roca, la dificultad para recuperarse después de dar cada paso, el cuerpo ya no responde a esa altura y con ese frío, las decisiones son difíciles para el cerebro en esas condiciones.

Viridiana está a unos días de salir a otra expedición a finales de este mes, pero no está desconectada de la revolución social y simbólica que las mujeres del mundo están protagonizando. Ella, como emblema de fortaleza y voluntad, sabe que es un signo viviente, una bandera femenina de ondea en la cima de una montaña que tiene una leyenda mortal respecto a las mujeres.

Lo que hago manda un mensaje, quiero creer que inspira a otras mujeres, a las niñas, que ven en mí un referente de los límites que podemos romper. Me gusta pensar eso, finaliza.