Lo esplendente de 2019 (rock anglo, 1ª parte)
ara quienes siguen augurando el agotamiento del rock como género, gratas sorpresas: sigue habiendo creatividad y renovación en su sonido. En 2019 predominaron los sintetizadores expansivos, las estructuras incómodas; las atmósferas, más que los riffs, y sobre todo, destacaron más mujeres que otras veces, no sólo como cantantes, sino como autoras, instrumentistas, productoras. Hoy, la primera parte de este recuento en cuanto a rock anglosajón.
1. Kim Gordon. No home record (Estados Unidos). Magnífico y arriesgado álbum, el de esta neoyorquina exploradora de sonidos. La ex Sonic Youth emite su primer solista a los 66 años: liberador, salvaje, provocador y propositivo. Collages post-industriales, electrónica rasposa, guitarras texturosas, pianos desvaídos, atmósferas intrigantes, letras feministas, gritos dada-punketos. Reinaza.
2. Karen O & Danger Mouse. Lux Prima (Estados Unidos). Prodigio espacial entre la ex Yeah Yeah Yeahs, aquí con voz contenida y elegante, y uno de los productores más importantes de la década (Gorillaz, Black Keys, Adele). Baladas épicas entre dulces y misteriosas en torno a los ciclos de la vida. Orquestaciones cinematográficas, cuerdas y sintes cósmicos, funk setentero con ritmo trip hopero. Traslado sideral al interior del alma.
3. Angel Olsen. All mirrors (EU). ¿Folk sinfónico-psicodélico? Quinto plato de esta cantautora de dulce voz, con el que alcanza un exquisito cenit de ascendencia country, con producción contemporánea llena de violines deslavados, ecos, sintes solubles, guitarras acústicas tristes, percusiones a lo Motown, al servicio de su ansiedad emocional. Vértigo, desolación, fulgor.
4. Thee Oh Sees. Face Stabber y Sunwatchers. Illegal Moves (ambos de EU). De San Francisco, el prolífico combo dirigido por John Dwyer y su imaginación infinita ofrecen, psicodélicos y progresivos, su disco 19: un rock funky, progre y punk-jazzero, ahora con más teclados, sin dejar sus volátiles guitarras: penetrantes, sucios, peligrosos. De Nueva York, los segundos, en tercer disco, funden jams prog-rock instrumentales, también psicodélicos e intensos, con enfermos alientos de jazz, hipnóticos ritmos kraut o de matemática quebrada.
5. Black Midi. Schlagenheim (Inglaterra). De Londres, debut sobresaliente, con miembros menores a 20 años o recién cumplidos. Complejos, con estructuras retorcidas y letras sobre el entorno socioeconómico, atascadas guitarras entre progres y noise, fraseos gritados a lo Adrian Belew, disonancias, florituras a lo Deerhoof, brillan por su energía y efectos eléctricos intrigantes.
6. Snapped Ankles. Stunning Luxury y Modern Nature. How to live (ambos de Inglaterra). Herederos sónicos de DEVO, los primeros arrojan un aventurado y misterioso synth-punk, frito y circular, que igual pasa por ritmos kraut que a lo B-52s, así como por coritos a lo Le Tigré con gritos punk tipo Mark E. Smith (The Fall): inusual, fascinante. El segundo es una maravilla de folk bucólico/ hipnótico, a la vez onírico que kraut-jazz-explorador: violines disonantes, saxofones paisajistas, ambient guitarroso, noise suave, liderado por Will Young de BEAK>.
7. Claypool Lennon Delirium. South of Reality (EU). No tan excelsa como el Monolith of Phobos (2016), pero sí deliciosa e igual de viajada, la amalgama psicotrópica entre el virtuoso bajista Les Claypool (Primus) y Sean Lennon (cada vez revelado como gran guitarrista). Ninguno niega la cruz de su parroquia (Lennon compone muy Beatle) y aquí refinan su oferta. Filoso, lúdico, mágico.
8. Fat White Family. Serfs up! y Black Peaches. Fire in the hole (ambos de Inglaterra). Dos discos raros pero excitantes. El primero, tercer trabajo de estos londinenses: retro-synth-pop caótico con guitarras expansivas y letras de ironía política con voces opacas y melodías kitsch de bajo impacto. El otro es un sexteto chulísimo encabezado por Rob Smoughton (Hot Chip): suave y groovy funk-prog setentero de a flautas y pianos latin-jazz, finas guitarras, órganos pachecos, toques brasileiros, en segundo disco.
9. Trash Kit. Horizon y W.H. Lung. Incidental Music (ambos de Inglaterra). Dos tríos de sonido original. El primero, de Londres, encabezado por Rachel Horwood en batería y voz, y Rachel Aggs en guitarra y voz, instruida con maestros de Zimbabwe, notorio en este post-punk de laberinto rítmico y rasgueo africano, con gritos vocales no-wave. Los otros, de Manchester, tripulan una fresca nave colorida de sintes marchantes, guitarras ochenteras en espiral, tensión instrumental, kraut rítmico, melodías pop y letras surreales.
10. Brittany Howard. Jaime (Estados Unidos). Tras su proyecto alterno, harto hard-blues, Thunderbitch, la cantante y guitarrista de Alabama Shakes hace un disco personal, inspirada en su hermana fallecida a los 13 años: confidente y con una producción semi-experimental, suena menos blues y más funk-soul, art-pop y jazzy, con una voz sincera, melancólica, abrazando la pena de forma sanadora.
Twitter: patipenaloza