Martes 31 de diciembre de 2019, p. 26
El ayuno intermitente es una alternativa para bajar de peso y disminuir el riesgo de desarrollar diabetes, aunque debe hacerse bajo supervisión médica, aseguró Mark Mattson, neurocientífico de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, Maryland.
El especialista refirió los resultados de investigaciones en los que se demuestra el beneficio de estas dietas, que desde hace 20 años son las más populares
. Aseguró que la mayoría de las personas pueden llevar este régimen alimenticio, aunque se requiere paciencia
mientras el organismo se acostumbra y supera los ataques de hambre e irritabilidad en las primeras semanas.
Existen dos variedades del ayuno intermitente. Uno consiste en consumir los alimentos de cada día en un periodo de seis a ocho horas; el otro es la dinámica conocida como 5:2, en la cual dos días a la semana se hace una sola comida de tamaño mediano.
Mattson publicó en la revista científica The New England Journal of Medicine que el ayuno intermitente puede convertirse en otro hábito saludable en la vida
, pues se fomenta la salud celular.
Explicó que se activa el cambio metabólico, es decir, la adaptación biológica a los periodos en que el alimento escasea, lo que ocurre cuando las células agotan las reservas de glucosa y emplean las grasas como fuente de energía a través de procesos metabólicos más lentos.
Este cambio, agregó, mejora la regulación de los niveles de azúcar en sangre, aumenta la resistencia al deterioro celular y disminuye la inflamación, que también contribuye al desgaste del organismo.
En cuatro estudios aplicados en animales y personas se encontró que el ayuno intermitente también reduce la presión arterial y la frecuencia cardiaca en reposo. Estos indicadores, explicó, no se presentan entre las personas que tienen tres comidas diarias, meriendas o refrigerios entre comidas.
Otros dos estudios se llevaron a cabo con la participación de 100 mujeres.
Algunas siguieron la dieta 5:2 y otras limitaron el consumo de calorías. Todas bajaron de peso, pero las primeras obtuvieron mejores resultados en la prueba de sensibilidad a la insulina y en la reducción de la grasa abdominal.
Por otro lado, investigaciones como una que se llevó a cabo en la Universidad de Toronto dan cuenta de los beneficios al cerebro con el ayuno intermitente.
Mattson reconoció que los especialistas aún no entienden a fondo los mecanismos biológicos del cambio metabólico, así como que algunas personas no puedan adherirse al régimen de ayunos o que no deseen hacerlo.