Miércoles 4 de diciembre de 2019, p. 2
Madrid. Algunas personas son resistentes a la depresión y la anhedonia (uno de los síntomas principales de la primera), que se caracteriza por la incapacidad de sentir satisfacción incluso cuando están expuestas al estrés crónico. Científicos han descubierto que algunos cambios en la neurotransmisión pueden explicar esta inmunidad intrínseca a la depresión.
Según una investigación en ratas susceptibles a la anhedonia, publicada en JNeurosci, la revista de la Sociedad de Neurociencia estadunidense, éstas poseen más neuronas de serotonina después de estar expuestas al estrés crónico, pero el efecto puede revertirse mediante la activación de la amígdala.
Para medir la susceptibilidad a la anhedonia, entrenaron a ratas para activar un electrodo que estimulaba los circuitos de recompensa en su cerebro, causando sentimientos de placer. Las ratas experimentaron estrés social una vez al día y 15 minutos después se les dio acceso a la autoestimulación. En ratas susceptibles a la anhedonia, el estrés aumentó drásticamente la intensidad de la estimulación necesaria para sentir placer, mientras tuvo poco efecto en las ratas resistentes.
En comparación con las ratas resistentes, las susceptibles tenían más neuronas de serotonina en la parte ventral del núcleo dorsal del rafe, un área del cerebro involucrada en la regulación del estrés y la recompensa. Cuando los investigadores activaron neuronas en la amígdala central para evitar el aumento de la señalización de la serotonina, las ratas experimentaron efectos reducidos por el estrés social.