Viernes 29 de noviembre de 2019, p. 18
Ante la inacción e ineficiencia de las autoridades mexicanas, algunas familias de personas desaparecidas han decidido realizar por su cuenta las investigaciones y desarrollado metodologías propias de búsqueda en vida, para no concentrarse únicamente en la hipótesis de que sus seres queridos están muertos.
Expusieron lo anterior los asistentes al Coloquio Internacional sobre Experiencias de Búsqueda en Vida ¡Hasta encontrarles!, quienes describieron cómo llevan a cabo sus pesquisas. Lamentaron que el Estado mexicano siga siendo omiso en su obligación de buscarlos pronto.
Ariana García Bosque, integrante de la Asociación Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas, explicó que los miembros de dicho colectivo ya se han convertido en una especie de grupo de reacción inmediata que apoya a quienes se lo solicitan, ya sea en persona por teléfono, correo electrónico o mensajes de texto.
Producto de la experiencia que han acumulado en diversos casos ocurridos en Coahuila, los miembros de la asociación analizan si los nuevos casos son desaparición forzada cometida por particulares o un posible secuestro, acompañan a las familias en sus trámites legales y redactan un amparo buscador
para detectar si la víctima fue detenida por algún cuerpo de seguridad.
Como resultado de esa metodología, de unos 250 sucesos que han abordado de 2013 a la fecha, han logrado que en 90 por ciento se encuentre con vida a la persona ausente, antes de que se presente el riesgo de que ya no se le pueda ubicar.
Lenit Enríquez, del colectivo Madres en Búsqueda Coatzacoalcos, indicó que al buscar a su hermano Jhonit –desaparecido desde 2015–, ella y sus compañeros acudieron a la ciudad de Oaxaca, donde al principio comenzaron a realizar pesquisas de forma desordenada, pero después crearon un método de recorridos que los llevó a descubrir a un hombre muy parecido a su familiar, lo cual significó una prueba de la efectividad de su labor.
Georgina Aranda, madre de Tania Sánchez Aranda, desaparecida en 2012, recorrió cárceles, forenses y centros de prostitución; aunque no ha logrado encontrar a su hija, resaltó la importancia de haber logrado integrar un grupo de más de 100 personas que han creado una forma ordenada de buscar.