Alberga más de 35 mil piezas, como pinturas y textiles
Se detectó en 2018 y desde entonces se realizan labores para aniquilarlas, dice la directora
Domingo 6 de octubre de 2019, p. 24
Tepotzotlán, Méx., Una plaga de termitas invadió la riqueza patrimonial del Museo Nacional del Virreinato y obligó a las autoridades a realizar trabajos de exterminio a lo largo de cinco kilómetros en viguería, escultura, obras de arte sobre madera y miles de libros antiguos, informó Mercedes Gómez Urquiza de la Macorra, directora del acervo.
El recinto, declarado patrimonio de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, aloja la colección más importante de piezas y joyas culturales de la época virreinal en el país, con más de 35 mil piezas, entre pinturas, esculturas, textiles, cuadros, además de salas de exhibición de cultura prehispánica y arte religioso, entre otros.
La funcionaria explicó que en 2018 se detectó la presencia de los isópteros y los trabajos de rescate ya tienen avance de 80 por ciento.
Gómez Urquiza comentó que por la magnitud del problema se contrató a una empresa experta en plagas que, en colaboración con trabajadores y especialistas en arte, ha intentado exterminar la plaga mediante la técnica de sustitución de atmósfera, que consiste en crear espacios sin oxígeno e inyecta bióxido de carbono, que no daña la obra ni el medio ambiente; es como asfixiar a las termitas.
Las piezas a salvar se meten a una gran bolsa de aluminio cerrada herméticamente, se le extrae el oxígeno y se inyecta el bióxido de carbono, y con esta técnica se remediaron 35 esculturas, 3 mil 400 libros de la biblioteca que datan de los siglos XVI, XVII y XVII, esculturas y pinturas en lienzos y sobre tabla, entre otros.
El museo no se cerró en partes, se hizo un sistema de sustitución de atmósfera para toda la obra que se detectó con mayor daño y no hemos acabado
, comentó la directora del museo en entrevista colectiva.
La funcionaria comentó que se debieron retirar ventanas y puertas de madera no históricas (de 1963 y 1964), y destacó que el objetivo es contener el avance de la plaga y evitar que afecte otras piezas.
Detalló que los exterminadores de termitas emplearon un radar capaz de detectar movimientos, humedad o calor adentro de la madera, y con esta técnica fueron revisadas 90 piezas, 35 de las cuales fueron sometidas al tratamiento de sustitución de atmósfera.
Mercedes Gómez comentó que falta por tratar unos 500 metros de viguería e ingresar al repositorio, bodega de obras que no están en exhibición pero deben ser tratadas.
Indicó que algunas salas fueron cerradas y una vez saneadas se reabrieron, como la Sala de Monjas Coronadas, donde se aprovechó para hacer limpieza y lavar vestimentas de exhibición.
Comentó que aun cuando se tiene avance, el trabajo será permanente y constante pues algunos trabajadores narraron que la plaga comenzó hace más de 15 años, pero se expandió ante la falta de atención.
Los retablos barrocos del templo de San Francisco Javier no están dañados, pero el problema podría estar en otros conjuntos de madera del museo, debido a que los insectos entran por detrás de los muebles de madera, por donde la pieza no tiene pintura ni hojas de oro laminado, y ello exige más trabajo para desmontar las piezas de gran valía histórica y plástica, y eso no es fácil.