El presidente Andrés Manuel López Obrador se manifestó por el ingreso de estudiantes a universidades y preparatorias públicas sin examen de admisión, al considerar que estas pruebas han significado, por décadas, un mecanismo de exclusión.

–¿Usted estaría planteando, entonces, eliminar el examen de ingreso al bachillerato, que es la puerta de entrada a la UNAM? ¿sería un planteamiento diferente? –se le preguntó ayer durante la conferencia de prensa matutina.

–Sí, yo no estoy por los exámenes de admisión, creo que todos tienen que tener la oportunidad de estudiar e incluso si llegan con rezagos, que haya un periodo de actualización, de mejora educativa, para que asistan a clases, pero no rechazar. No estoy por esa política. Es mil veces mejor tener a un joven estudiando que en la calle”, respondió.

En el planteamiento de este tema se le pidió su opinión de la postura de aspirantes a la rectoría de la UNAM, en cuanto a la necesidad de mantener los exámenes de ingreso.

El Presidente dijo: Lo ideal es que todos los que quieran ingresar a la universidad puedan hacerlo y se supriman los exámenes de admisión, que se garantice el derecho a la educación, pues no es un privilegio, es un derecho del pueblo.

Aseguró que su propuesta es nueva, distinta, y manifestó su respeto por la opinión de los aspirantes a la rectoría. Nosotros vamos a garantizar la autonomía de las casas de estudio. En su argumentación, López Obrador comentó que durante el periodo neoliberal se utili-zó de pretexto que los jóvenes no pasaban el examen de ingreso.

“Eso es mentira, no es que no pasaran el examen, es que no había espacios, porque no había presupuesto en las universidades porque el propósito era poner la educación al mercado como si fuese una mercancía, privatizar la educación.

–¿Qué sucedió? –preguntó el mandatario frente a sus invitados, participantes de la Conferencia Regional sobre Desarrollo Social de América Latina y el Caribe, quienes lo escuchaban en las primeras filas del salón Tesorería de Palacio Nacional. –Que se dejó invertir en la educación pública –agregó.

Luego puso el ejemplo del mínimo ingreso a estudiantes de medicina, a partir de un parámetro de dar la matrícula a quienes contestaban bien 118 de 120 preguntas, no así a los que registraban 117 aciertos.

No es que reprobaran, faltaban espacios

Entonces, prosiguió el mandatario, no es que reprobara el examen, es que no había cupo. Eso fue lo que prevaleció por tres décadas, se rechazaban 300 mil jóvenes por año de universidades públicas.

López Obrador comentó que recientemente conversó con el rector de la UNAM, quien le explicó que de los 250 mil estudiantes de esta institución, 60 por ciento pertenecen a familias pobres.

“Y entonces le dije: ‘esto es posible porque se mantiene el pase automático’ (al nivel universitario). Entonces –subrayó– yo sí estoy a favor de que se abran los espacios porque al rechazarlos, dejan a los jóvenes sin opciones.

¿Qué es la escuela en países como los nuestros, donde hay tanta pobreza, problemas de desintegración familiar y descomposición social? La escuela se convierte en un segundo hogar, dijo. En caso contrario –advirtió– el joven se forma en la calle y puede tomar el camino de las conductas antisociales.

Por eso mi planteamiento. Y el propósito de la Cuarta Transformación es garantizar a todos los jóvenes el derecho a la educación. Reiteró que el Estado debe asumir su responsabilidad en materia de educación pública.