Tolerancia cero a la discriminación en el futbol
ace 20 años, los responsables del futbol en Europa iniciaron una campaña para combatir cualquier discriminación en el deporte más popular del mundo. Y, en cambio, utilizarlo como herramienta al servicio de la cohesión social y promoción de la diversidad.
El mensaje fundamental es: No al racismo, por las expresiones que hay en los estadios contra los jugadores de piel negra procedentes de África. Padecen desde insultos verbales, agresiones y sonidos onomatopéyicos imitando a los simios hasta el empleo de banderas y pancartas con mensajes discriminatorios.
Las sanciones por ese pésimo comportamiento incluyen detener un partido y/o suspenderlo, multas y cierre de los lugares donde se produzcan los hechos. Los mensajes de odio los promueven organizaciones ultraderechistas. Pese a las sanciones, todavía no terminan.
A este mal se suma ahora la homofobia. El gobierno francés inició una campaña contra ella en los estadios. Varios partidos fueron interrumpidos tras cánticos y banderas juzgadas de homófobas. El presidente de la federación de futbol no es partidario de suspenderlos, pero el gobierno mantiene su decisión.
En España es un tabú el colectivo LGBT en el futbol y los insultos homófobos son habituales para desacreditar al adversario. En la mayor parte de Europa la aceptación de la homosexualidad hace que esos insultos no sean frecuentes en los estadios.
México es ahora noticia en la prensa internacional. El motivo: si no cesa el grito homofóbico ‘‘¡Ehhh...puto!’’ para ofender al rival de la selección de futbol, ésta será excluida del Mundial de 2022 en Qatar. Por ese grito, que data de 2003, la institución que maneja dicho deporte en México ha recibido 14 sanciones del máximo organismo del balompié.
Cada cuatro años esa selección se convierte en símbolo de unidad nacional y próspero negocio de unos cuantos, no regulado por el gobierno.
Jorge Luis Borges dijo que ‘‘el futbol es popular porque la estupidez es popular’’. ¿Será cierto?