Sabino Guisu exhibe obra en galería de la colonia Roma // Dedica el fuego de su muestra a Francisco Toledo
Miércoles 18 de septiembre de 2019, p. 4
El artista oaxaqueño Sabino Guisu (Juchitán, 1986) dedica el fuego de su muestra Gui Yasee’ a Francisco Toledo, su maestro, quien falleció el pasado 5 de septiembre.
En entrevista con La Jornada, el joven creador agradece a su mentor el nacimiento de su vocación, así como exponer juntos en 2016.
El título de la exhibición significa ‘‘fuego negro” en zapoteco.
Los saberes prehispánicos, como las civilizaciones mexicas y zapotecas, se conjugan con la exploración de materiales, alertan sobre la devastación ecológica, lo bárbaro en nuestra sociedad y el egoísmo humano.
Ambos juchitecos, orgullosos de su origen, compartieron tierra, lengua y enseñanzas, por lo que antes de inaugurar su primera exposición individual en la Ciudad de México (el 16 de agosto), Sabino Guisu manifestó respeto y admiración por el pintor, grabador y activista.
Carbón y el humo
Sabino Guisu es uno de los muchos creadores y artesanos que recibieron apoyo de quien legó zoologías fantásticas y luchas férreas por la defensa de mundos mejores.
El carbón y el humo que aprendió Sabino a respetar con su padre y abuelo alfareros son la materia para su obra. Su aprendizaje lo hizo en la extensa biblioteca del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), espacio cultural fundado por Toledo, con quien expuso en 2016 obras de afelpado, técnica que después de explorar, divulgó en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), otra institución creada por el pintor y activista.
Un mundo bárbaro, que no ha cambiado mucho desde la antigüedad, es del que surge Gui Yasee’, exposición con obras forjadas de materiales ancestrales como carbón y de tecnologías actuales como luces neón y de led. El fuego que los hombres primitivos utilizaban para dar calor, cocinar, unir y proteger del peligro, dan nombre a la muestra.
Cráneos alineados en zompantlis entre grecas de las ruinas de Mitla son parte de la obra, junto con deidades mixtecas de madera ennegrecidas por las llamas, textiles hechos en el tradicional telar de pedal, con fieltro industrial y lana, así como incrustaciones de obsidiana, jade y plumas.
El cuadro integrado por cráneos, a la manera mexica, pertenece a una serie creada hace años. Sobre el ritual prehispánico, Guisu sostiene: ‘‘Se dice que éramos bárbaros, pero en Europa eran todavía más”.
También tiene un significado actual, pues ‘‘México se ha vuelto una fosa común, es de cuando aparecían cadáveres y cabezas en bolsas negras. Los seres humanos en este tipo de actitudes bárbaras no hemos cambiado mucho, siempre la raíz de todo es preservar algún poder. Es una metáfora de que lo antiguo no está alejado de la contemporáneo”.
La palabra gui, define, como sucede en las lenguas originarias, tiene un sentido poético; por ejemplo, cuando alguien tiene un mal, como una inflamación o fiebre, se le dice que tiene gui, un fuego en el cuerpo.
Reacio para hablar, la mirada desafiante, preocupado por conseguir chapopote para culminar el montaje en la galería ubicada en la colonia Roma, la conversación con La Jornada se desarrolló mientras la obra de Sabino Guisu yacía desperdigada por el salón.
‘‘Un fuego negro no existe, pero surge de la combustión, que termina siendo negra, como el carbón, el papel quemado, un bosque consumido; el fuego deja todo negro”, detalla. En el arte ha ocurrido con el carboncillo, pero mucho antes ‘‘con nuestros ancestros primitivos y las primeras manifestaciones de arte en las cavernas con carbón y tierra rojo ocre”.
Pintura, textiles intervenidos, fotografía y escultura destacan en una retrospectiva del artista en la tercera década de su vida. ‘‘La mayoría de obras están hechas con este elemento; hay madera quemada con carbón; obsidiana, que es una piedra volcánica; la luz neón, que es una especie de fuego, piezas cortadas con máquina láser”.
Una colmena en forma de cráneo, bañada en miel negra, algunas abejas muertas flotando se suman a la selección. Una versión anterior se exhibió en el Museo Universitario del Chopo, titulada Dead honey, es ‘‘una especie de melancolía por el tesoro que nos dan las abejas, algo fundamental para nuestra existencia”. Las piezas están relacionadas con la extinción de esos insectos y el severo desequilibrio ambiental. En este planeta debería existir una armonía, pero el hombre ‘civilizado’ con su egoísmo desplaza, aniquila, extrae; el egoísmo humano es muy feo”, opina. ‘‘Somos unos arduos consumidores del sistema de economía neoliberal que existe en el mundo, de comprar y tirar a la basura, pero no nos damos cuenta de que provocamos un impacto”.
Con el cansancio en el rostro, Guisu cuenta: ‘‘Estuve con mi obra en Nueva York, Berlín, Colonia y Moscú, todo en menos de un mes”. A sus 33 años, el artista dice ‘‘sentirse viejo’’. La exposición Gui Yasee’, montada en la galería de Colima 159, colonia Roma, concluirá el 22 deseptiembre.