Cuando faltaban cinco horas para que venciera el plazo legal fijado con el fin de constituir la mesa directiva de la Cámara de Diputados, anoche prevaleció la decisión del dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, y el pleno en San Lázaro aprobó la integración del órgano de gobierno que encabezará Laura Rojas en fórmula con Marco Antonio Adame. El acuerdo fue respaldado con 349 votos en favor, 42 en contra (de legisladores de Morena) y 37 abstenciones.

Fue hasta la cuarta propuesta de integración de la mesa directiva (la primera se enunció el sábado anterior y fue rechazada) que Morena vio satisfecha su exigencia de respaldar una presidencia panista responsable y respetuosa.

El coordinador del morenismo, Mario Delgado, enarboló como estandarte la demanda de aceptar sólo perfiles que no hubiesen ofendido a Porfirio Muñoz Ledo, y también puso distancia de Marko Cortés. Aún ayer, al mediodía, publicó un tuit recriminando la participación del panista michoacano en la negociación.

La postura mediática de Delgado desconocía que los estatutos del blanquiazul autorizan al presidente de ese partido intervenir en la designación de posiciones de control en el Congreso. El coordinador de Morena, sin embargo, se mantuvo incisivo en sus redes sociales:

“Para presidir la mesa directiva de la @Mx_Diputados necesitamos un diputado o diputada que tenga la confianza de tod@s, no sólo la confianza de @MarkoCortes. Es una irresponsabilidad querer orillarnos a una crisis constitucional. ¡Fuera manos de la Cámara!”

La votación por la presidencia cameral sería un trámite sencillo, pero con el paso de las horas en San Lázaro se tornó tortuosa. Al mediodía, Juan Carlos Romero Hicks se ausentó del Palacio Legislativo de San Lázaro con el fin de consultar con Marko Cortés la propuesta para dar salida a la crisis que implicaba el rechazo a los ultras de su partido desde la bancada de Morena.

El michoacano, hombre cercano a Ricardo Anaya, determinó que Marco Antonio Adame –quien se descartó del proceso de selección una semana antes– salvaría la demanda de Morena. Habló con él vía telefónica y lo propuso como vicepresidente junto a Laura Rojas. Así satisfacía la exigencia de Morena, que no dejó de ver en el morelense una opción aceptable dado su comportamiento institucional.

Con esa decisión bajo el brazo, Romero Hicks regresó a San Lázaro, donde se reunió en su oficina alterna del basamento con los coordinadores de Morena, PRI (René Juárez), MC (Tonatiuh Bravo) y PRD (Verónica Juárez).

En tanto, en el pleno se daba paso a la presentación casi interminable de iniciativas de ley por diputados de todos los partidos. A las cinco de la tarde se decretó un receso de la sesión, que se extendió hasta las 19 horas.

En punto comenzó la sesión destinada a sacar avante la conformación de la nueva presidencia cameral que se conformó con Laura Angélica Rojas Hernández (PAN), presidenta; Dolores Padierna Luna (Morena), vicepresidenta; Marco Antonio Adame Castillo (PAN), vicepresidente, y Dulce María Sauri Riancho (PRI).

Con esta integración de la mesa directiva se fractura un acuerdo de usos y costumbres que otorgaba a la fuerza que controlaba la presidencia, la segunda vicepresidencia con la finalidad de mantener la capacidad de conducción. Ahora la primera vicepresidencia será ocupada por Dolores Padierna, quien tendrá mano a la hora de sustituir a Laura Rojas.

Una vez que se enteró al pleno de la nueva mesa directiva, Laura Rojas solicitó el uso de la palabra a Porfirio Muñoz Ledo. Éste la concedió y la panista retiró su demanda de amparo contra la Cámara de Diputados por la desaparición de las estancias infantiles. Entre las curules de Morena hubo reproches y le dijeron a gritos que intercambiaba la presidencia por las estancias.

Una vez que Muñoz Ledo, causa de la crisis en San Lázaro al pretender relegirse, se retiró con dificultad –en andas, con dos ayudantes al lado– sin siquiera agradecer a quienes coreaban su nombre desde las curules, Laura Rojas agradeció, y con un discurso sin estridencias se dijo dispuesta a ser institucional desde la mesa directiva.

Su emoción contrastó con su historial político. Alumna del conservador Luis Felipe Bravo Mena. Siempre cercana al poder panista, con Felipe Calderón y Ricardo Anaya.