En lo que va del actual gobierno, la política migratoria es básicamente la misma que la de administraciones pasadas, pero con rasgos aún más deshumanizantes, con el objetivo de pulverizar física y sicológicamente a los trabajadores internacionales sin documentos, y de esta forma disuadirlos de seguir su camino hacia Estados Unidos.

Así lo afirmaron los activistas que participaron ayer en la presentación del informe Procesos migratorios en México: nuevos rostros, mismas dinámicas, elaborado por la Red de Documentación de Organizaciones Defensoras de Migrantes, el cual indica que a pesar del cambio de partido en el gobierno, los migrantes indocumentados siguen expuestos a altos niveles de violencia institucional.

Arturo González, director del Servicio Jesuita a Migrantes, lamentó que la actitud del gobierno de López Obrador ha cambiado radicalmente desde la época de la campaña electoral y las primeras semanas de gobierno a la fecha, al haberse doblegado ante las amenazas del gobierno de Donald Trump.

Luego de destacar que la administración de Enrique Peña Nieto enfocó a la migración como un problema de seguridad nacional que debía enfrentarse con la militarización de las fronteras y la criminalización de los indocumentados, hizo ver que la administración actual ha dado continuidad a esos mismos lineamientos.

Mauricio Pineda, del albergue FM4 Paso Libre, destacó que cada vez hay más familias que migran completas, así como más mujeres, niños y niñas no acompañados, adultos mayores y personas con altos niveles de estrés, quienes se ven afectados por la insuficiencia de los servicios de las instituciones mexicanas encargadas de ayudarlos.