Desafiar nuestro racismo
ace unos días empezó a circular el estudio Por mi raza hablará la desigualdad, publicado por Oxfam, organización de origen británico. El estudio pone de manifiesto cómo en México influyen nuestras diferencias raciales y cómo provocan desigualdad en los ingresos y en las oportunidades de los mexicanos.
Hemos dado seguimiento desde hace años a cómo empieza a despertar la conciencia de nuestro racismo. Desde hace más de un siglo la negación ha dominado el tema, pero comienzan a aparecer destellos de conciencia. Ya son numerosos los estudios que demuestran que este problema existe y es gravísimo: Módulo de Movilidad Social 2016 (MMSI), Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 (Enadis), Encuesta de Movilidad Social 2015 (EMS) y Encuesta de Movilidad Social 2017 (EMOVI 2017).
Son cada vez más los ensayistas, autores y conferencistas que rasgan los velos que han cubierto el problema. Estos signos son muy alentadores porque México no será un solo pueblo hasta que no acepte sus diferencias y trabaje para superarlas. Nuestro racismo es poderoso porque es negado. Pero el camino es largo y está lejos de aparecer en el debate público. Los medios de comunicación no le dan la importancia que tiene y la publicidad perpetua la discriminación más vergonzosa presentando como modelos a los criollos; entre más parecidos a los nórdicos, mejor.
Las conclusiones que arroja el estudio de Oxfam, y que se alinean a los resultados de las investigaciones más serias sobre el tema, apuntan hacia las primeras soluciones.
Denuncian la acumulación de desventajas sociales y esbozan las primeras políticas antidiscriminatorias y antirracistas. La exclusión y la discriminación no sólo son del segmento blanco/criollo hacia los morenos, sino que dentro de las capas mestizas, dentro de los distintos tonos de piel o cercanía a los rasgos indígenas, da lugar a formas de discriminación más sutiles lo que hace más difícil resolver el problema.
Una dura experiencia, desgarradora, está en sentir dentro de uno mismo el racismo que padecemos, heredado por nuestros ancestros y enteramente vigente y agresivo.
Colaboró Meredith González A.