Domingo 18 de agosto de 2019, p. 21
Río De Janeiro. El resultado de las previas electorales realizadas en Argentina el domingo 11 provocó fuerte impacto en Brasil.
Coincidiendo con el tenso ambiente económico global, la victoria de Alberto Fernández y de su candidata a vicepresidenta, la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner, hizo que el miércoles la Bolsa de Valores de Sao Paulo se desplomara alrededor de 3.3 por ciento, y por tercera jornada consecutiva, el dólar y el euro avanzaron con fuerza sobre el real. Ese escenario permaneció a lo largo de la semana.
Más que por incertidumbre frente a lo que pueda pasar en Argentina, lo que se teme es la posición que adopte Brasil bajo la presidencia del ultraderechista Jaír Bolsonaro en relación con el eventual retorno de la centro-izquierda al país vecino.
Analistas y agentes del mercado financiero trazan un panorama sombrío: los informes elaborados a ritmo frenético indican que no hay camino para que Mauricio Macri revierta en octubre el resultado de las primarias, que prácticamente asegura la victoria de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Con eso, las reacciones en Brasil oscilan entre la preocupación del empresariado, especialmente el sector exportador, en torno a la política económica que se adoptará en Argentina, y el temor a las consecuencias de los ataques extemporáneos del presidente ultraderechista.
La manera en que Bolsonaro se involucró desde abril en las elecciones argentinas es vista con mucha reserva en ambos países. En Brasil, se le advertía, discretamente, que los ataques a Cristina Kirchner podrían provocar tensiones elevadas si ocurría lo que todo indica que ocurrirá en octubre.
En vano: tan pronto se conocieron los resultados de las previas, Bolsonaro lanzó una serie de ataques a Alberto Fernández y a Cristina Kirchner.
Empezó por denunciar los riesgos de que “esa izquierdalla” (una mezcla de izquierda con canalla, en su léxico personal) vuelva a Argentina. Hablando en el sureño estado de Río Grande do Sul, dijo temer un flujo de inmigrantes idéntico al experimentado por Roraima, en el extremo norte, cuya frontera con Venezuela recibe contingentes que huyen de la crisis económica y social de su país. Y pasó la semana insinuando que según la política económica que el futuro gobierno argentino adopte, Brasil saldrá del Mercosur.
El jueves, su ministro de Economía, Paulo Guedes, disparó, sin sonrojarse, la siguiente pregunta: ¿Desde cuándo Brasil necesita de Argentina para crecer?
El flujo comercial bilateral es el tercero en importancia para el país presidido por Bolsonaro, inferior solamente al registrado con China y Estados Unidos. Pese a la aguda crisis vivida por Argentina bajo Macri, el país sigue como mayor importador del sector industrial brasileño. En 2017, el superávit alcanzado por Brasil junto a su principal socio latinoamericano fue de 8 mil 200 millones de dólares. En 2018, el resultado se desplomó a la mitad: 3 mil 900 millones.
No hay indicios de que la mejor manera de revertir esa caída sea atacar con violancia la posible futura presidencia del país.
Pero Bolsonaro siguió con sus ataques: Ojo con lo que está ocurriendo en Argentina
, disparó. Argentina está sumergida en el caos, está en la misma senda que Venezuela, porque en las primarias bandidos rojos empezaron a volver al poder
.
Optando por hablar directamente a sus seguidores fundamentalistas, el ultraderechista parece olvidar las reglas básicas de las relaciones diplomáticas, por no mencionar el atropello a lo que se espera de alguien mínimamente equilibrado.