Ivonne Ortega Pacheco renunció a 29 años de militancia en el PRI, donde se desempeñó como secretaria general, y, abanderada por ese instituto político, fue gobernadora de Yucatán, diputada federal y local, además de alcaldesa.

En un comunicado, Ivonne Ortega acusó que la del domingo fue una de las jornadas más vergonzosas en la vida democrática priísta. El resultado para el PRI es que lo refundieron; si se insiste en las viejas mañas, sólo tiene una ruta: la extinción.

Por medio de una carta dirigida a la presidenta nacional del PRI, Claudia Ruiz Massieu, la renunciante argumenta que al utilizarse las viejas y perniciosas prácticas que han distinguido negativamente al tricolor, se dio la espalda a los ciudadanos, resultado observado en las elecciones constitucionales de 2018.

Esas prácticas arcaicas, mañosas e ilícitas se presentaron de nuevo en la jornada del 11 de agosto (pasado) y la ciudadanía vio el peor rostro de esa histórica institución. Sus autoridades, al fingir que nada pasó, carentes de autocrítica, aparentando que el proceso fue inmaculado y perfecto, caen en total simulación. Si entre los militantes del PRI prevalece la trampa y la simulación será impensable presentarse ante los medios a pedir el voto en elecciones constitucionales.

Quien fuera aspirante a la dirigencia del Revolucionario Institucional, considera en su misiva de una cuartilla que el proceso interno del domingo pasado, permitido y tolerado por liderazgos y autoridades internas, que han convertido al PRI en un partido que ya no me representa y advierte el síntoma de la desaparición.

Al dirigirse a la cúpula tricolor, Ivonne Ortega lamentó que el proceso controvertido hubiese sido organizado por Ruiz Massieu –sobrina de Carlos Salinas de Gortari–, ello te marca y se ha desperdiciado la oportunidad histórica de cambiar para bien el destino del partido.

Así, la ex gobernadora de Yucatán, quien además de enviar a los medios y a las redes sociales su carta de renuncia, dio lectura a la misma, a pegándose al artículo 60 fracción XII de los Estatutos priístas, sabedora de las consecuencias legales que implica, por lo que no es necesario me requieran para una posterior ratificación.