Transferencias dan respiro a pobres
Lunes 5 de agosto de 2019, p. 20
Treinta por ciento de hogares en México acumula 61.32 por ciento de ingresos en el país. Del otro lado, el mismo porcentaje más vulnerable obtiene 9.1. Esa distribución se ve mediada por las transferencias gubernamentales y las pensiones. Sin éstas, se abre la brecha a 64.65 y 6.65 por ciento, respectivamente.
La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018 revela que entre quienes perciben menos ingresos en el país –10 por ciento más pobre–, 3.5 de cada 10 pesos son de transferencias (que agrupan pensiones y apoyos gubernamentales), monto que iguala prácticamente lo que se recibe en esas familias vía el pago de su trabajo. Del otro lado, en el decil más alto es casi 1.5 de cada 10.
El sondeo, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), divide en 10 grupos (deciles, y cada uno equivale a 10 por ciento) el número de hogares en México. Se les clasifica de menor a mayor, dependiendo del monto de percepciones y egresos.
En el decil 10, la parte donde se acumula el mayor flujo de recursos, se perciben 33.61 por ciento de ingresos en el país. Esa cifra es sólo menor al 38.68 por ciento del ingreso que entre todos perciben los deciles del uno al siete.
El promedio de los ingresos por mes en los hogares del decil 10 equivale a 55 mil 583.28 pesos, casi la mitad del salario también mensual de altos funcionarios, como secretarios de Estado y el presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo sueldo sin prestaciones asciende a 108 mil 656 pesos.
En el caso de Enrique Peña Nieto, que todavía estaba en funciones cuando se realizó la encuesta, era 155 por ciento mayor al de los hogares más acaudalados, con 142 mil 33.43 pesos libres por mes. Y la brecha se extiende cuando se consultan los salarios de los ministros mejor pagados en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El sueldo neto de uno –347 mil 496 pesos– es 6.2 veces más alto que lo que se percibe en promedio en los hogares más acaudalados del país y 114 mayor que el promedio en los de menores recursos.
En este contexto, el monto de las transferencias gubernamentales tiene un efecto positivo de redistribución en los primeros seis deciles, mientras los cuatro que se encuentran entre los mejores posicionados pierden como parte de la redistribución. Aunque las variaciones son mínimas, en el caso del primero la integración de las transferencias impacta con 1.04 por ciento la distribución de ingresos en el país y para el décimo la merma es de 2.32 del total.
Al identificar el ingreso por persona en los hogares de menores retribuciones –sin transferencias–, ésta llega apenas a 15 pesos por día; entre quienes están mejor posicionados en la escala el ingreso es de 490.
Las transferencias en los sectores más vulnerables implican un crecimiento por persona de 13 pesos al día para vivir, saldo de 28 que implica prácticamente un avance de 88 por ciento en su ingreso original.
El coeficiente de Gini –indicador que mide la desigualdad económica mediante el nivel de concentración en la distribución de los ingresos– en México es de 0.426 por ciento, según el Inegi, ligeramente por debajo de la medición de 2016, cuando se exponía en 0.448. La medición va de cero a uno. Entre más cercana a este último, mayor es la desigualdad.