Camilleri, el comisario Montalbano y el crimen organizado
l escritor Andrea Camilleri, fallecido recientemente, le habría gustado que el personaje principal de sus novelas negras, el comisario Salvo Montalbano, se ocupara de analizar el impacto de dos noticias que muestran la influencia trasnacional del crimen organizado.
La primera es que las autoridades de Italia y Estados Unidos realizaron una operación conjunta para evitar que integrantes de los Gambino, poderosa familia de la mafia siciliana, reconstruyeran su base de poder en Nueva York.
Entre los detenidos figura Salvatore Gambino, alcalde de un pueblo cercano a Palermo. Paralelamente en varias ciudades de Estados Unidos capturaron a 20 integrantes del clan Gambino y de otro también peligroso, el Inzerillo. Estaban refugiados en el vecino país luego de la guerra de las mafias que asoló Sicilia hace cuatro décadas y tras la muerte en una prisión italiana del poderoso capo Salvatore Riina.
La segunda noticia proviene de la comisión antimafia del Parlamento romano: hizo público el contenido de mil 600 informes y grabaciones sobre el crimen organizado entre 1963 y 2001. Se pueden consultar en un portal de Internet creado para divulgarlos.
Entre esos materiales destacan las denuncias de los jueces Paolo Borsellino y Giovanni Falcone, asesinados en Palermo por la Cosa Nostra. En varios audios se quejan ante los legisladores de la falta de medios para realizar sus labores y la carencia de escoltas y vehículos blindados cuando la mafia desafiaba al Estado. Igualmente, las empresas y bancos que utilizaba para legalizar el dinero mal habido.
A través del comisario Montalbano seguramente Camilleri habría exigido al gobierno italiano sacar a la luz los secretos que aún conserva sobre la mafia. Como buen siciliano, el escritor que con su obra unió a su país, supo de las relaciones perversas entre los jefes de las organizaciones criminales y la cúpula económica, eclesial y política.
Esas perversas relaciones igualmente existen en México.