Negar registros, la estrategia
Se impide participar en las elecciones a críticos del alcalde Serguei Sobianin o del presidente Vladimir Putin, subrayan
Jueves 18 de julio de 2019, p. 27
Moscú. Dos meses antes de la cita para renovar –el próximo 8 de septiembre– la Asamblea Parlamentaria de Moscú, la sombra del fraude marca ya las elecciones y todo parece indicar que el Kremlin no quiere correr ningún riesgo para conservar a cualquier precio su hegemonía en la estratégica capital de Rusia.
No son pocos los observadores que consideran que las autoridades rusas vieron reflejada su imagen en el espejo del gobierno de Recep Tayyip Erdogan, en Turquía, y quieren evitar que se repita aquí la reciente sorpresa que allá desalojó del poder al partido oficialista en la ciudad de Estambul, poniendo fin a un largo periodo de preeminencia.
El método para lograrlo –aun a costa de poner en entredicho la legitimidad de quienes resulten elegidos por la forma tan burda con que se pretende imponer legisladores afines– es denegar el registro de opositores al Kremlin, quienes para competir por un escaño tienen que conseguir el respaldo de al menos 3 por ciento de los habitantes de su distrito (Moscú se divide en 45 distritos), lo que equivale más o menos a 5 mil 500 firmas.
Hasta el momento la Comisión Electoral de Moscú rechazó la documentación para registrar a 17 candidatos independientes, entre ellos están, por mencionar sólo tres, Ilia Yashin, Liubov Sobol y Dmitry Gennadyevich Gudkov, acérrimos críticos de la gestión del alcalde Serguei Sobianin y del mandatario ruso, Vladimir Putin.
Se da por seguro que los otros representantes de la oposición correrán la misma suerte, aunque la ley formalmente deja abierta una pequeña puerta para recurrir la decisión de la Comisión Electoral de Moscú en instancias federales superiores.
El argumento para dejar fuera a candidatos contrarios al Kremlin es que aportan firmas de apoyo a su postulación que son falsas, al rebasar el máximo permitido de 10 por ciento de rúbricas dudosas, según los expertos en grafología de la propia comisión.
Los afectados denuncian que la máxima autoridad electoral moscovita –a puerta cerrada y sin permitir la presencia de los candidatos o sus representantes– altera las firmas. Aseguran que utilizan todo lo que pueda servir para declararlas nulas, como agregar o cambiar una letra en los nombres o modificar un número en el documento de identidad de los firmantes.
El caso más escandaloso se dio en el distrito de Ilia Yashin, donde el opositor encabezaba los sondeos de intención de voto con 33 por ciento frente a 5 por ciento de la candidata del partido oficialista, Valeria Kasamara, vicerrectora de la Universidad Escuela Superior de Economía.
La Comisión Electoral de Moscú sostuvo el lunes anterior que el candidato contrario al Kremlin tuvo 1.4 por ciento más de firmas anuladas, no quiso escuchar los argumentos de Yashin, quien llegó acompañado de 40 personas cuyas firmas –a juicio de los grafólogos– no cumplen los requisitos.
Medio millar de alumnos, profesores, empleados administrativos y egresados de esa universidad publicaron una carta abierta en la cual piden a Kasamara que renuncie a participar en esa farsa o que exija que registren la candidatura de Yashin para, si se siente capaz, derrotarlo en las urnas. La académica respondió que es consciente de la injusticia que se comete con Yashin, pero no puede defraudar a sus electores, ya que si renuncia ocuparía el escaño el candidato del Partido Comunista.