El mayor reto de Fred Roldán a lo largo de 54 años de trayectoria ha sido inventarse y desnudar su alma sobre los escenarios. Mi mayor trabajo en la vida es ser feliz.

El actor y productor, quien debutó a los seis años de edad, ha producido a lo largo de su vida infinidad de montajes, además de fundar el Centro Cultural Roldán Sandoval en el que presenta sus obras. Roldán también ha dado muestra de tenacidad y disciplina: ha encarnado más de 38 años al personaje de Pinocho, más de 27 ha participado en Y llegaron las brujas y durante varios más ha interpretado a El hombre elefante. Inteligencia y amor, aseguró, han sido claves para permanecer en el medio artístico.

En este tiempo también he creado mi público de teatro para niños, me siguen viendo. He trascendido generaciones, porque los espectadores han tenido hijos y los traen a verme; es el cuento de nunca acabar.

El actor celebrará este martes más de medio siglo de carrera con una función especial de su obra biográfica Es mi vida, en el teatro República. Promete que los asistentes descubrirán quién es realmente Fred Roldán, el hombre de carne y hueso.

Hago cosas originales

En entrevista precisó: siempre he sido un productor independiente. Jamás me han dado un peso para producir y hago puras cosas originales, con mis adaptaciones, porque además nunca he comprado nada del extranjero.

Agregó que está en constante renovación. Vivo feliz y enamorado de lo que hago.

Los inicios del actor fueron a corta edad cuando interpretó a un payaso en Bellas Artes, en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Desde entonces no he dejado de hacer teatro ni de trabajar. El mayor reto que he tenido es haberme inventado a mí mismo. Fred Roldán hizo a Fred Roldán.

Recordó: cuando observé cómo se trabajaba en las empresas, que uno no podía estar sentado esperando a que le hablaran por teléfono para contratarlo, además de que las audiciones eran muy pocas, sin olvidar que había mucha gente profesional trabajando e infinidad de personas que egresaban de las escuelas para buscar una oportunidad, pues tuve que hacerme la mía.

▲ Fred Roldán (abajo en la pieza El marqués de Sade) escenficará este martes Es mi vida, historia de un hombre que soñó ser actor y empezó de cero.Foto cortesía del artista

Es decir tuve que hacer mi propio espacio, mi compañía, mis vestuarios, instalarme y construir mi teatro, hacer giras por todo el país y no parar de producir. En su centro cultural termina una obra y a la semana siguiente se estrena otra.

Señaló que no todo mundo tiene para pagar los precios en taquilla. Mi amado México no es Nueva York. Cada productor cobra lo que quiere, pero la gente escucha la palabra teatro y es consciente de que tiene que pagar una lana. Por eso debo planear cómo rescatar la producción, los sueldos y continuar.

Lo caro asusta a la gente

Acostumbro hacer estudios muy fuertes para saber hasta dónde puedo invertir y recuperar. Si trajera una obra carísima y quiero cobrar mil 500 o 3 mil pesos, pues la gente se asusta y no va. Llenas algunas semanas, pero después ya no.

Fred Roldán aseguró que tiene grandes sueños, pero no son sólo eso, sino los decreto, porque si se puede soñar también es posible lograr, aunque se debe trabajar duro.

No compito con nadie porque no me gusta. A este mundo no se vino a ver quién es el mejor. Aquí todos tenemos estilos diferentes y cada quien produce como puede, pero lo más importante es que el público salga contento tras una función. A eso me dedico.

Sobre Es mi vida sostuvo: Es el desnudo más fuerte de mi carrera y no hablo de quitarme la ropa, sino de desnudar mi alma. Cuento toda mi historia desde que nací hasta este momento.

Esta es una obra muy difícil, puntualizó, porque se recuerda todo; significa perdonar, respirar y avanzar. Es la historia de un hombre que soñó ser actor, quien empezó de cero, decidió vender todo y no comer en muchas ocasiones para comprar un metro de tela.

Por eso vengan a descubrir que tan felices son en Es mi vida que se presentará únicamente este 16 de julio, a las 20:30 horas, en el teatro República, ubicado en la calle Antonio Caso 48, colonia Tabacalera, a una calle de Insurgentes y Reforma.