Inversión: meter el acelerador // Economía: augurio desinflado
e desinfla la perspectiva mexicana de crecimiento económico y ni lejanamente alcanzará el 4 por ciento estimado por la nueva administración para este año, de tal suerte que para revertir esa tendencia el gobierno del presidente López Obrador tendrá que romper el cochinito y utilizar el voluminoso ahorro presupuestal obtenido en el primer semestre del año (113 mil millones de pesos), al tiempo que deberán concretarse las promesas de inversión privada (alrededor de 32 mil millones de dólares).
Sin inversión no hay crecimiento ni empleo, por lo que urge reactivar a la economía para que los objetivos sociales sean alcanzables. Gobierno federal e iniciativa privada pretenden elevar la inversión a 25 por ciento del producto interno bruto, y qué mejor oportunidad que la presente para demostrar que van en serio.
En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Tecnológico de Monterrey –de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes– advierte que uno de los factores que tiene un impacto significativo en la evolución de la economía es la inversión, y para alcanzar y mantener un ritmo de crecimiento sostenido es necesario generar un alto dinamismo en los flujos de capitales nacionales, tanto públicos como privados y extranjeros. Sin embargo, la evolución de la inversión no ha sido del todo favorable y luce complicado revertir esa tendencia, al menos durante el corto plazo.
En materia de inversión extranjera, México retrocedió un lugar en cuanto a los mayores destinos, al colocarse en la posición 13 según los datos de la Unctad. En 2018 nuestro país recibió 32 mil 694 millones de dólares provenientes del extranjero, en donde casi la mitad de dichos recursos tuvo como destino final el sector industrial. No obstante, el flujo de recursos foráneos podría verse disminuido en 2019 debido a ciertas decisiones de política interna que podrían limitar el dinamismo de las actividades secundarias mexicanas como la cancelación de las Zonas Económicas Especiales y la interrupción de la apertura de la industria energética a los inversionistas privados.
Por otro lado, la inversión pública ha mostrado cifras desalentadoras. Durante el primer trimestre de 2019 la inversión física del sector público mostró una caída de 11.1 por ciento con relación al igual periodo del año pasado. La estrategia de austeridad implementada por la actual administración ha buscado mantener bajo control el desempeño de las finanzas públicas, pero esto ha sido a costa de una reducción en el gasto en inversión física, limitando con ello el desarrollo de nuevas obras de infraestructura en salud y educación, por citar algunas áreas.
El escenario que vive la inversión privada nacional tampoco resulta favorable. La formación bruta de capital fijo del sector privado mostró un retroceso anualizado de 2.1 por ciento durante el primer trimestre del año y no se vislumbra que pueda mejorar significativamente en los meses por venir. Si bien en días pasados se anunció un acuerdo entre los sectores público y privado para que este último realizara inversiones por 32 mil millones de dólares, la confianza empresarial no da muestras de un mayor optimismo en términos generales.
Establecer un ambiente de negocios que otorgue las condiciones adecuadas para desarrollar los proyectos de inversión es una tarea que debe resultar primordial. Generar certidumbre, seguridad y la correcta aplicación del estado de derecho son elementos necesarios para garantizar un incremento en el flujo de inversión. En términos generales, la formación bruta de capital cayó 3.2 por ciento a tasa anual durante el primer trimestre de 2019. La responsabilidad de una mayor inversión no debe recaer solo en el sector público o en el sector privado, debe ser un esfuerzo en conjunto en donde se establezcan objetivos concretos en vías del fortalecimiento económico de los diferentes sectores del país.
Las rebanadas del pastel
Como van las cosas, no queda duda de que el plástico será la mortaja de la humanidad.
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