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Torneo Concacaf 2019

México es el campeón de la Copa Oro al ganarle a Estados Unidos

Con 1-0, el Tri se impone a los estadunidenses por quinta vez en la historia de la justa

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▲ En la foto, el mediocampista de Estados Unidos, Christian Pulisic, controla el balón ante el defensa de México, Carlos Salcedo.Foto Ap
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▲ Jonathan dos Santos celebra después de marcar el gol que le dio a México el campeonato de Copa Oro.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Lunes 8 de julio de 2019, p. a35

Un solo gol, pero diseñado con artificio y gracia, sirvió para que el Tri venciera por 1-0 a Estados Unidos y conquistara la décimo primera Copa Oro, incluyendo tres títulos de Copa Concacaf. La sexta final regional que han disputado estos vecinos y rivales y que llegó a la marca de 5 a 1 en favor de los mexicanos.

El gol lo marcó Jonathan dos Santos al minuto 73, pero fue la consumación de un inspirado Rodolfo Pizarro al iniciar una jugada sorpresiva y, también, fue la oportunidad de reivindicarse para Raúl Jiménez, quien la cedió de taquito para que Jona la prendiera.

El Tricolor empezó en modo pasivo. Mientras Estados Unidos no se desprendía de la pelota en los primeros minutos, los mexicanos lucían reservados, a la espera de lo que propusiera el vecino del norte. Esa estrategia no favorecía al Tri, pues daba la impresión de que durante esos minutos no sabían bien cómo responder. A pesar de que la primera acción fue la de Jonathan dos Santos al arco de Zack Steffen al primer minuto.

Pero el Tri tardó en apropiarse la pelota, en buscar opciones de acercarse al área estadunidense. Antes de lograrlo tuvo un par de sustos que gracias a que los responsables nopresumieron de pericia, aquello no se convirtió en una catástrofe para los connacionales. Primero Christian Pulisic se escapó con toda la anuencia de la defensa mexicana, pero al pisar el área remató muy defectuoso y todavía uno de sus compañeros quiso contrarrematar. pero fue todavía peor. Poco después Jozy Altidore se llevó también con facilidad a la marca y se dio el lujo de recortar a la zaga, en la persecución Héctor Moreno se cayó por obra de la fuerza de gravedad y aquello no terminó en gol porque el estadunidense fue su propio enemigo y arruinó la oportunidad.

Al cuarto de hora el Tri empezó a apoderarse del balón y mostrar dominio del juego. Aunque el control empezó a notarse, fallaban en las definiciones, quizás un poco atormentados por la presión.

Rodolfo Pizarro fue un jugador clave anoche. Empezó un poco con titubeos, corría y les ganaba los mano a mano a los estadunidenses, pero tardaba en enviar. Poco a poco el jugador empezó a ganar confianza y más tarde sería fundamental para el equipo de Gerardo Tata Martino. El primer centro que envió preciso al área para Guardado no prosperó porque la defensa que marcaba al jugador del Betis le impidió rematar.

A los 50 minutos hubo un instante que pudo darle otro curso a la historia. En una jugada de córner, Jordan Morris remató con furia al arco de Ochoa, pero ahí estaba el providencial Guardado quien sacó de la línea lo que era un gol, lo echó fuera de un testarazo milagroso.

Mientras Pizarro crecía en seguridad y astucia, como un jugador que aparecía en un lado y otro, al centro, recortaba y hacía de pronto un partido esplendoroso, Raúl Jiménez, en cambio, estaba ausente y desamparado.

Pizarro entró al área, metió reversa y cambió la velocidad, oteó a Raúl y le envió una pelota que no merecía otra cosa que culminar en un gol, pero el delantero del Wolverhampton la abanicó de una manera grosera y arruinando el esfuerzo de su compañero.

Y más tarde, otra vez Pizarro, inspirado e incontenible, volvió a hacer el gasto y sirvió a Édson Álvarez, quien se la dejó a Raúl para que la empujara, pero volvió a pegarle al aire.

Estados Unidos se desvaneció. Para ese momento ya no existía ese juego atlético y colectivo que parece controlado por un mariscal de campo. Justo cuando el Tri era el dueño del partido, Pizarro en estado de gracia mandó la pelota a Raúl y esta vez no se precipitó a despachar rumbo a la portería, sino que vio oportuno que enfilaba Jonathan al área. Jiménez la dejó de taquito para que Jona la prendiera de zurda, casi cayendo para marcar un gol tejido con hilo de plata.

Ese gol quiso despertar a Estados Unidos, tocados en el orgullo buscaron empatar. Los mexicanos por momentos perdieron la iniciativa, pero lograron contener el embate del rival. Casi a punto del final, Ochoa tapó un disparo que pudo darles la igualada, pero logró salvar la victoria. Al final, los estadunidenses no podían ocultar la rabia e impotencia de perder otra vez ante el rival del sur.

Al finalizar el partido las palabras se les atropellaban de emoción a los tricolores. Guillermo Ochoa habló sobre el inmerecido descrédito de la Copa Oro y la disposición para competir. A veces se desprecia la copa y a los rivales, pero nosotros sabemos lo difícil que es jugarla. Estamos felices por el equipo y por el trabajo que dedicamos, dijo Ochoa; uno se sacrifica, deja lejos a la familia, yo acabo de tener un bebé, todo para representar a nuestro país.