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Foro de la cineteca

Salvaje

U

n paria sexual enamorado. Para Salvaje (Sauvage, 2018), su primer largometraje, el realizador francés Camille Vidal-Naquet ha elegido el tema áspero y difícil de la prostitución masculina, y lo ha abordado de una manera particularmente delicada. Leo (notable Félix Maritaud) tiene 22 años, vive en la calle, duerme al abrigo de las estaciones del metro parisino, y vende su cuerpo atractivo y un tanto enfermo (un brote de tuberculosis lo acecha insidiosamente). El joven puede ser cariñoso y hosco con sus clientes, según el caso, pero comete la mayor imprudencia en el código de ética de un prostituto: se enamora intensamente de un colega de trabajo que para mala suerte suya ni siquiera es, como él, un homosexual asumido.

De todas las intemperies a las que Leo se ve continuamente expuesto, la más dolorosa es esa ausencia de reciprocidad amorosa. El resto es sólo una rutina de supervivencia que él cumple metódicamente, sin reparos y sin el menor asomo de culpa. El director describe con crudeza diversos momentos del desempeño de este trabajador sexual a menudo fríamente profesional, en ocasiones muy ingenuo y torpe. El objeto mayor de su deseo es un compañero de faenas en el bosque de Boloña, un prostituto de origen árabe quien pronto se convierte en su guía, protector y amigo.

La larga tradición de películas sobre este tema va desde Perdidos en la noche (Midnight Cowboy, Schlesinger, 1969) hasta Mi camino de sueños (My Own Private Idaho, Gus Van Sant, 1992), y muchas otras más, pero el vínculo más intenso en la deriva de esa virilidad vulnerable y esa triste e inútil búsqueda de afecto lo tiene Salvaje con el cine del alemán R.W. Fassbinder ( La ley del más fuerte, 1975; Querelle, 1982). La originalidad del cineasta francés consiste en haber planteado esa temática universal del amor insatisfecho en el marco, comúnmente sórdido, del intercambio mercantil de los favores sexuales.

A las fantasías eróticas de los clientes y a los contactos a menudo brutales entre esos maduros solicitantes de sexo y la pequeña mafia de jóvenes facilitadores, Salvaje opone, en un contraste inusitado, el candor de un Leo capaz de pedirle a un hombre viudo, melancólico y anciano, el favor de pasar la noche a lado suyo, abrazándolo fraternalmente, buscando en él un poco del cariño que no encuentra en otra parte. Teniendo como capital único en la vida su propio cuerpo y la dura conciencia de saberlo enfermo, Leo se exhibe ante los demás como un animal continuamente herido, anhelante de cariño y a la vez hermético y desconfiado. Lo notable en esta cinta de Camille Vidal-Naquet es haber evitado la vieja tendencia moralista de mostrar el trabajo sexual como algo enajenante o pervertido. El protagonista transforma el sexo en una estrategia más al servicio de su propia búsqueda amorosa, con la gratificación económica como algo secundario. Su apuesta de antihéroe romántico parecería perdida de antemano, pero a través de ella el director concibe a su personaje como un hombre esencialmente libre. Un primer trabajo original y sorprendente.

Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. 12:00 y 17:30 horas.