Martes 2 de julio de 2019, p. 30
En la era del consumo, marcas y establecimientos generalizan cada vez más la regla del ofrecer menos por más
, advierte el politólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Raúl Villegas.
Aunque todos los días mucha gente y medios de comunicación se refieren al problema de los robos y la inseguridad, la gente de la ciudad ve cotidianamente amenazada su economía, en pequeña o gran escala, por abusos y expolios que llevan a cabo comercios, marcas e incluso los bancos sin explicación alguna, indicó.
Entre las cuestionables prácticas comerciales que proliferan figura esta estrategia que algunos economistas llaman inflación sucia
y que consiste en que si bien no hay incremento a los precios, la calidad o la cantidad es menor al precio de los productos que ofrecen, indicó.
Un ejemplo entre muchos es el tubo de pasta dental, el cual contiene cada vez menos cantidades en gramos y más aire
. Esta es una práctica cada vez más generalizada y un reto para las autoridades encargadas de proteger a los consumidores, indicó.
Algunos clientes abordados en un centro comercial en Buenavista advierten de otras prácticas de más por menos
. En muchos locales, por ejemplo, niegan el servicio de sanitarios alegando que no hay agua; en otros lo cobran y en otros no dan papel por razones ecológicas; algunas cafeterías están eliminando las mesas para que la gente tenga que consumir de pie para beneficio del establecimiento
, señala Susana González.
Otra forma de aplicar el más por menos
es cambiar de repente productos y servicios; por ejemplo, una cadena de restaurantes de comida asiática que servía alimentos sofisticados a precios altos de un día para otro cambió su menú para brindar sopas ramen y el llamado sushi
, en lugar de la refinada coctelería que antes ofrecía. Ahora sirven simplemente preparados muy sencillos, igualmente caros
, agregó.
Otros entrevistados advierten que si antes había ofertas de dos por uno
, ahora la costumbre es ofrecer tres por dos
, lo cual beneficia más al comerciante que al consumidor, porque éste acaba gastando más de lo que planeaba”.
Otra práctica desfavorable es que no se respetan beneficios de adultos mayores y discapacitados. Por ejemplo, en las filas de los bancos no les dan preferencia y en transportes los lugares asignados.