a revista Forbesse especializa en dar cuenta del mundo de los negocios y las finanzas. Fundada en Nueva York en 1917, buena parte de su fama la debe a que desde 1986 ofrece cada año una lista de la gente más rica del mundo. En 2003 dedicó su portada y un extenso artículo a los procedimientos que utilizaba el que calificó como el ‘‘formador de ejecutivos más extraño del planeta”. Su nombre: Keith Raniere.

Aunque otros importantes medios denuncia-ron después sus actividades ilícitas, las autoridades de Estados Unidos se tardaronen reunir pruebas suficientes contra el gurú. En marzo del año pasado finalmente solicitaron a las de México su detención e inmediata deportación. Vivía plácidamente en la mansión que poseía en Puerto Vallarta.

Recientemente un jurado de Nueva York lo declaró culpable de asociación delictiva, conspiración, tráfico sexual y posesión de pornografía infantil. Lo pueden condenar a cadena perpetua.

Sus actos criminales los realizó durante 20 años a través de una secta, Nxivm, a la que pertenecían miles de ricos, famosos y poderosos de diversos países. Destacadamenteactrices de Hollywood, dos hijos de un ex presidente de México, una de prominente dueño de periódicos, integrantesde la realeza europea, entre ellas la de España. O el magnate Richard Branson.

Raniere afirmó ante el juez ser ‘‘una mezcla de Einstein y Gandhi”. ¿Fue eso lo que creyeron durante años sus fieles seguidores, que le entregaron su dinero, su libertad y sus cuerpos? ¿Cómo pudieron dejarse engañar tantos y durante tanto tiempo a travésde ‘‘cursos de mejora personal” cuyo fin era ‘‘controlar los recursos y las riquezas del mundo entero?’’

En el juicio se dijo que lo detuvieron cuando celebraba una ‘‘ceremonia de compromiso’’ con siete mujeres que le practicaban sexo oral. Extrañamente no se hizo pública la información sobre la protección oficial y/o privada que permitió a Raniere delinquir en México varios años. Algún día sabremos esa parte de la historia.