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Centroamericanos laboran en la Central de Abastos con jornadas extenuantes
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de junio de 2019, p. 5

A su paso por México, los migrantes centroamericanos que mantienen su intención de llegar a Estados Unidos buscan opciones para ganar algunos pesos y continuar su viaje. La Central de Abastos de la Ciudad de México se convirtió en una opción laboral en la que pueden ser contratados sin contratiempos legales, pero con jornadas de trabajo extenuantes y con pagos menores a los que reciben connacionales.

Algunos aprovechan los tráilers y camiones de frutas y vegetales para llegar a la capital del país y, de paso, logran ser contratados para realizar la carga y descarga.

La mayoría viaja con los transportistas de plátano. Chiapas es el principal estado productor de esa fruta en el país, y donde se genera 35 por ciento de todo el producto en el país. Le siguen Tabasco y Veracruz, por lo que es común el paso de transportistas entre estas entidades y la Ciudad de México.

La mayor parte del producto llega al pasillo W en la Central de Abastos, el último rincón de la zona, y donde el movimiento de trabajadores desde la 2 de la mañana y prácticamente todo el día, les permite a los migrantes pasar desapercibidos y hasta ser contratados.

La mayoría de los migrantes consultados rechazaron relatar las condiciones en las que viajan. Sólo un par de ellos y algunos trabajadores de la zona contaron que llegan con miedo ahora que hay mayor movilización de seguridad y evaden identificarse por temor a ser deportados.

En la central pueden ser contratados por día, con pagos en efectivo y sin necesidad de firmar un contrato, dinámica que también aplica para muchos trabajadores nacionales que laboran en zonas de descarga.

A quienes vienen de Honduras, El Salvador o Guatemala les pagan unos 100 pesos por día. A los mexicanos les dan el doble o más, dependiendo de cómo lo vean, cuenta un locatario. De todas formas, hay trabajo para todos, cuenta el vendedor entre cientos de cajas de fruta.

Pese a que la contratación es sencilla, no cualquiera acepta por el esfuerzo físico que implica. Hay veces que para bajar un tráiler de plátano pagan hasta 2 mil pesos, y si son tres, se los reparten entre ellos, pero un trabajador nuevo no aguanta, o al otro día ya no viene; quedan muertos.

Otro vendedor dice que es común ver a centroamericanos entre los tráilers, pero sólo están dos o tres días y se van a seguir su viaje.