Lunes 17 de junio de 2019, p. 24
Moscú. ¡Un fiasco completo! Convocado para reunir un máximo de 20 mil inconformes, asistieron menos de 10 por ciento, poco menos de 2 mil personas que en realidad, a juzgar por algunas declaraciones de banqueta, no tenían idea de qué hacían ahí.
Este podría ser el penoso resumen de lo que ocurrió este domingo en Moscú en el mitin que inicialmente se concibió como de apoyo a Iván Golunov –el periodista acusado de un crimen de tráfico de drogas que no cometió y ya se encuentra en libertad sin ningún cargo– y se tornó una ambigua invitación para exigir justicia y que se cumpla la ley.
La ilegal detención de Golunov provocó una inesperada y contundente respuesta, primero de sus colegas y después de la sociedad civil, pero su pronta liberación fragmentó, para beneplácito de un Kremlin en verdad sorprendido, la increíble protesta que surgió de la solidaridad con el periodista de investigación del portal noticioso Meduza, víctima de una aberración policial por así convenir a los intereses de algún intocable.
Mientras Golunov estaba injustamente detenido, sus colegas más cercanos propusieron asaltar la calle con la finalidad de exigir su libertad y solicitaron autorización para una manifestación el pasado día 12, fiesta nacional de Rusia; una vez liberado el reportero, los convocantes de esa marcha dijeron que la meta ya se había alcanzado y exhortaron a la gente a quedarse en su casa.
Otros periodistas, que de una u otra forma se distinguen por su cercanía con el poder, salieron al primer plano y consiguieron permiso de las autoridades para anunciar un mitin este domingo 16 y cambiaron la razón del mismo, invitando a Golunov a ser el orador principal.
El periodista, que en las entrevistas que ha concedido a medios locales deja claro que no quiere ser una estrella mediática, declinó la invitación y prefirió ir al Comité de Instrucción de Rusia a declarar en calidad de testigo de cargo en la investigación que se sigue contra los policías que le sembraron
las drogas para acusarlo.