Durante las inspecciones que realiza la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) a las gasolineras detectó el uso de un software en las bombas que despachan combustible para alterar la medición de litros vendidos.

Ricardo Sheffield, titular de la institución, manifestó que esas prácticas van más allá de faltas administrativas y serán denunciadas penalmente ante la Fiscalía General de la República.

El presidente Andrés Manuel López Obrador condenó esa acción. Si se encuentran artefactos raros para robar al consumidor, eso es un delito y se tiene que proceder. No se pueden vender litros que no son litros, y si hay sanción se tiene que proceder.

En el contexto de la conferencia matutina, Sheffield dijo que desde hace semanas detectaron un inusual comportamiento de las estaciones de servicio.

Se descubrió, expicó, que cuando una bomba está alterada, el resto de las que hay en la estación reportan un suministro adecuado.

Sin embargo, en días pasados, al verificarse una estación en Champotón, Campeche, los inspectores fueron más allá. Al hacer la revisión de la tarjeta que regula el suministro descubrieron un software que alteraba la medición del combustible. Se trata de lo que se conoce como rastrilleo, para rasurar los litros vendidos.

“Encontramos esta clara diferencia entre cómo viene la tarjeta que controla la bomba y una bomba recién salida de la fábrica, como especifica el fabricante, y del otro lado vemos cómo se adapta un software que se conecta encima y que se conoce, ahora sí que como leyenda urbana, como el rastrillo”.

Ricardo Sheffield expresó que el software, “aparentemente, no es pirata, porque pareciera que en el mercado negro el mismo fabricante de la bomba está vendiendo por abajo del agua el rastrillo, pues de otra forma no se podría adaptar a la tarjeta de ellos”.

Sin embargo, apuntó, luego de que la Profeco presente la denuncia, corresponderá a la FGR abundar sobre las investigaciones para deslindar las responsabilidades correspondientes.