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Fue víctima de injusticia en el salinato, dice

Preso en penal de Chilpancingo por 29 años exige libertad anticipada

Tengo 58 años; es hora de pasar los últimos años de mi vida con mi familia, dice Andrés Brito

Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 2 de junio de 2019, p. 24

Chilpancingo, Gro., Llevo 29 años en la cárcel de manera injusta, más tiempo que (Nelson) Mandela; creo que es hora de pasar los últimos años de mi vida con mi familia, pues ya tengo 58 años de edad. Soy un preso político. Estoy en la cárcel por los pleitos y la perversidad que mantenía en su mandato el ex presidente, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), con miembros de su gabinete, afirmó Andrés Brito Guadarrama.

Acusado de privación ilegal, robo, asociación delictuosa, entre otros delitos, desde el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Chilpancingo, pide al presidente Andrés Manuel López Obrador y a los senadores por Guerrero, Nestora Salgado y Félix Salgado, me otorguen el beneficio de la libertad anticipada. Llevo 60 por ciento de la sentencia cumplida.

Dijo que las sentencias que recibió son injustas, no están fundamentadas, no se actuó conforme a derecho, ya que a través de su persona, funcionarios de Salinas de Gortari escalaron en el poder, como el ex titular de la Procuraduría General de la República (PGR) Ignacio Morales Lechuga, el ex suprocurador Federico Ponce Rosas y el subprocurador de la lucha contra el narcotráfico, Javier Coello Trejo, con quien fungía como jefe de escoltas.

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▲ Andrés Brito Guadarrama, con su hijo, en imagen tomada en el Cereso de Chilpancingo en 2018.Foto La Jornada

Morales Lechuga, entonces procurador del Distrito Federal, en su lucha por el poder llegaría posteriormente a la PGR. La historia que me llevó a la cárcel empezó el 19 de septiembre de 1989, cuando a través de un diario a mí y a otros tres compañeros nos imputaron diversos delitos.

Me detuvieron y me consignaron, a pesar de que los verdaderos culpables habían atentado contra la hermana del periodista José Gutiérrez Vivó. La gente que cometió éste y otros delitos en Coyoacán y Tlalpan se hacían pasar como policías, narró.

Relató que lo consignaron ante el juez 18 del penal del Distrito Federal, lo sentenciaron a 50 años de prisión; luego lo trasladaron al Reclusorio Oriente y finalmente al Cereso de Chilpancingo desde el 4 de agosto de 1999, donde ha observado buena conducta.

Mi averiguación la integró el ex fiscal especial Pablo Chapa Bezanilla, y como pago a esos favores, él se hizo cargo de resolver los crímenes de los finados Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI a la Presidencia; y José Francisco Ruiz Massieu, dirigente del mismo partido. Lo indignante es saber que la justicia sirve para encarcelar a gente inocente, como lo hizo Chapa Bezanilla conmigo, contó.