Se pueden comprar obras maestras de Rivera, Kahlo o Tamayo con un millón de dólares, estiman galeristas
Domingo 2 de junio de 2019, p. 2
Nueva York. ¿Una obra maestra por menos de un millón de dólares? Imposible en el arte europeo o estadunidense, con precios estratosféricos, pero factible en el latinoamericano, lleno de gangas y donde incluso pueden hallarse obras de artistas tan cotizados como Diego Rivera, Frida Kahlo o Rufino Tamayo por ese precio o menos.
El arte latinoamericano ofrece una excelente relación calidad-precio, aseguran casas de subastas, galeristas y coleccionistas. ‘‘Con un millón de dólares te puedes comprar realmente obras maestras’’, cuando en el arte moderno o contemporáneo europeo o estadunidense el mismo dinero ‘‘no te lleva muy lejos’’, estima Virgilio Garza, jefe de arte latinoamericano en Christie’s de Nueva York.
Una escultura en acero del estadunidense Jeff Koons se vendió en Christie’s en 91.1 millones de dólares, récord para un artista vivo. Una pintura del francés Claude Monet, de la serie Meules, fue subastada en 110.7 millones de dólares por Sotheby’s.
Las estrellas latinoamericanas, en cambio, fueron una icónica pintura de sandías del mexicano Tamayo que recaudó 4.9 millones de dólares, y Construcción en blanco del uruguayo Joaquín Torres García, en 3.4 millones, ambas en Sotheby’s.
Obra de Varo, en 3.13 mdd
En Christie’s una obra de la hispano-mexicana Remedios Varo, Simpatía (La rabia del gato), se vendió el mes pasado en 3.13 millones de dólares. Virgilio Garza cree que el arte latinoamericano es perfecto ‘‘para alguien que empieza una colección’’, porque hay obras ‘‘muy buenas a precios razonables’’.
Un retrato de la hija mayor de Diego Rivera, el pintor mexicano mejor cotizado en el mundo –seguido por sus compatriotas Frida Kahlo y Rufino Tamayo– estaba estimado en hasta 700 mil dólares en Sotheby’s pero no halló comprador.
Mujer con rebozo, de Tamayo, se remató a 495 mil dólares en mayo pasado en Christie’s, cuando estaba estimado en hasta 700 mil dólares.
Un monumental tríptico del cubano-estadunidense Carlos Alfonzo, que tuvo una carrera distinguida pero breve porque murió de sida cuando tenía 40 años, se vendió en 350 mil dólares en Christie’s, un récord para el artista en subasta. Un gran desnudo del colombiano Fernando Botero, El baño, a 519 mil dólares. Constructivo a cinco tonos con dos figuras discutiendo, de Torres García, en 175 mil dólares.
En Sotheby’s una obra abstracta del venezolano Jesús Soto se subastó también en mayo en 800 mil dólares, un autorretrato de Tamayo en 275 mil y la escultura de aluminio Animal, de la brasileña Lygia Clark, en 90 mil dólares.
Botero, apreciado en Asia
El apetito por el arte latinoamericano ‘‘está en alza’’ entre coleccionistas europeos y estadunidenses, coincide Anna Di Stasi, directora de arte latinoamericano de Sotheby’s en Nueva York.
De los artistas latinoamericanos, el más apreciado en Asia es el colombiano Botero, según Garza.
‘‘La demografía de nuestra clientela ha cambiado: ya no es más latinoamericano comprando latinoamericano; es más global’’, refiere y recuerda que hay una exposición de Roberto Matta en el Museo Estatal Hermitage, en San Petersburgo.
‘‘Existen maravillosas oportunidades en el arte latinoamericano (...) porque los precios están buenísimos’’, considera el venezolano Henrique Faría, dueño de una galería en Nueva York especializada en arte latinoamericano.
Faría cree que la subvaloración del arte latinoamericano ‘‘es un reflejo de lo que están viviendo la mayoría de nuestros países en los ámbitos económico y político, y el resultado de una falta de apoyo de las instituciones culturales o incluso los propios coleccionistas’’ a la ‘‘marca nacional América Latina’’.
El galerista y coleccionista destaca la importancia del arte latinoamericano para ‘‘descentrar’’ visiones europeas o estadunidenses del arte.
‘‘Eso es lo que significa coleccionar, encontrar piezas (...) para que los diálogos se abran’’, apunta Faría. ‘‘Es lo que buscamos hoy en el mundo, romper barreras, ser iguales, competir de manera igual, que haya oportunidad de inclusión, pluralismo, diversidad. Coleccionar no es acumular. Es tejer.’’