Marcado por los años de la dictadura de Augusto Pinochet en su natal Chile, el artista Patricio Palomo señaló, en una charla en Vértigo Galería, que hay que seguir en la pelea: este sistema neoliberal está por todos lados, pero hay que tratar de que la juventud pueda reflexionar.

Marcó mi trabajo y mi vida. El gobierno de Salvador Allende fueron los tres años con más esperanza, no sólo para mí, sino para la juventud y las personas que no tenían acceso a nada. Dejó una huella imborrable, mencionó el también caricaturista.

De paso por el país, presentó una tienda pop up en Vértigo Galería, que exhibe su mundo pictórico con piezas especiales. “México está presente en mi trabajo. Cuando ahora di una vuelta a Chiapas y Oaxaca, veía los colores fantásticos y a las personas. Yo me dije: ‘Tengo que hacer un pequeño homenaje a ese país, de cariño y reconocimiento’. Agradezco esa oportunidad de realizarlo”.

En conversación con el monero Juan Alarcón, Palomo recordó que en Chile trabajó en el periódico de derecha El Mercurio y cuando ocurrió el golpe de Estado se fue a Argentina, donde se empleó como cartógrafo en el diario La Opinión. Era una época terrible en Argentina. Estaba de presidenta Isabelita Perón con José López Rega, un asesino que organizaba la Alianza Anticomunista Argentina. Tuve que salir porque había muchos crímenes en la vía pública. De ahí vino a México para trabajar en El Día y luego en Unomásuno. Aquí estuvo siete años, hasta 1984, cuando regresó a Chile para participar en la oposición contra Pinochet. En 1992 se fue a Francia.

▲ El artista chileno Patricio Palomo con Blanche Petrich, reportera de esta casa editorial.Foto Jesús Villaseca

En Europa, agregó, redescubrió su vocación artística, pues desde su juventud la única aptitud que tenía era dibujar. Ahí, el artista autodidacto empezó a trabajar la madera. Hice muchos muebles a mi estilo y después me dediqué a enfrentarme al papel y a los soportes.

Relató que empezó a meter color a los muebles que elaboraba, luego a pintar objetos, incorporar acrílico. Cuando tenía más de 40 años empezó a trabajar en la pintura. Hago muchos móviles con alambre. Mi filosofía es trabajar la recuperación de material, porque mi padre era plomero: tenía un taller y yo estaba ahí, y siempre recogía cosas. Y lo sigo haciendo.

Sobre su vida en Francia, señaló que en la actualidad las personas “se están reuniendo para pensar sobre lo que está pasando, pues todas las ayudas sociales se están acabando, están rematando la cultura... Entonces, no cejan los chalecos amarillos”.