Bruselas. Las discusiones sobre el reparto de altos cargos en la Unión Europea (UE), que los mandatarios abordan en esta capital, empezaron ayer con las fuerzas proeuropeas divididas sobre quién puede suceder a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea (CE).

El presidente francés, Emmanuel Macron, descartó que el político alemán Manfred Weber (candidato del Partido Popular Europeo, PPE) y respaldado por la canciller federal alemana, Angela Merkel, remplace a Juncker como el nuevo presidente del brazo ejecutivo del bloque para el próximo lustro.

Tendremos una primera discusión, en la que yo, como miembro de la familia del PPE, apoyaré por supuesto a Weber, sostuvo Merkel.

Macron declaró que prefería que el puesto lo ocupara alguien con experiencia, ya sea en su país o en Europa, que les permita tener credibilidad y conocimiento.

Con 177 eurodiputados, de 751, el PPE ganó los comicios el domingo pasado, pero perdió 39 escaños respecto de la anterior legislatura, y reclamó el puesto de presidente de la CE para Weber.

Las elecciones a la Eurocámara confirmaron el fin del bipartidismo, con la necesaria alianza de al menos tres fuerzas para formar mayoría, así como un auge contenido de los euroescépticos.

Para obtener mayoría el PPE debe entenderse con sus tradicionales aliados, los socialdemócratas, que tienen 149 eurodiputados, pero también con un tercer socio, los ecologistas, que lograron 69, o con los liberales, que tienen 107.

Sin embargo, los liberales se desmarcaron del frente proeuropeo, al no firmar una declaración de la Eurocámara apoyando el sistema del Spitzenkandidat, que reserva la presidencia de la CE a los candidatos principales (cabezas de lista) de los partidos europeos en las elecciones del Parlamento.

Aunque reticentes al actual sistema del Spitzenkandidat, los dirigentes liberales también tienen candidata para la CE, la comisaria danesa Margrethe Vestager, a quien apoyaron ayer.

El nombramiento del presidente de la CE corresponde a los mandatarios europeos, cuya designación debe ser validada posteriormente por la Eurocámara, que ayer por la mañana expresó su apego al actual sistema.

La correlación de fuerzas en el Consejo Europeo será clave. Al menos 21 de los 28 mandatarios, cuyos países representen 65 por ciento de la población, deberán ponerse de acuerdo para designar a un candidato que sería anunciado en la cumbre del 21 y 22 de junio.

El PPE, primera fuerza del Consejo Europeo, enfrenta esta discusión debilitado. El canciller austriaco, Sebastian Kurz, uno de sus nueve mandatarios en la mesa, fue depuesto por el Parlamento y el populista húngaro, Viktor Orban, no apoya a Weber.

Un grupo representativo de liberales y socialistas mantuvo un almuerzo de trabajo previo a la cumbre, invitados por el liberal Charles Michel. En la reunión, el presidente español, Pedro Sánchez, defendió al candidato socialdemócrata, el holandés Frans Timmermans, ya que puede aunar consensos con liberales, verdes y, por qué no, con el PPE.

Sin el PPE,que actualmente preside las tres principales instituciones europeas: Comisión, Consejo y Eurocámara, los socialdemócratas, liberales y ecologistas tampoco logran la mayoría.

Esto deja entrever una compleja negociación, ya que además de la presidencia de la CE; se negocian las del Consejo, la Eurocámara, el Banco Central Europeo y el liderazgo de la diplomacia; cargos que deberán otorgarse con base en criterios geográficos, políticos y de género.

En otro tema, Annegret Kramp-Karrenbaue, quien previsiblemente será la sucesora de Merkel frente a los democratacristianos de la CDU, se vio atrapada en una polémica ayer por calificar de manipulación electoral el llamado de los yutuberos a votar en las europeas contra el CDU y sus socios socialdemócratas en nombre del cambio climático.