El gasto público en medicinas
aquel Buenrostro, al frente de la Oficialía Mayor de Hacienda, tiene la encomienda del Presidente de recortar los gastos del gobierno en un promedio de 30 por ciento, lo cual no sólo es posible, sino necesario, para mantener finanzas públicas sanas, para los nuevos programas sociales y para proyectos como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.
Sin embargo, para lograr ese objetivo se requiere diferenciar con precisión aquellas áreas y actividades que son indispensables para el desarrollo y el bienestar de los mexicanos de las que no lo son.
Al realizar los recortes de manera indiscriminada ya se presentó la primera crisis en uno de los nichos de mayor importancia para la población: el sector salud. El Presidente ya admitió que hay graves problemas en este sector y la semana pasada liberó parte del dinero que se encontraba congelado; por su parte, Raquel Buenrostro señaló que se cuenta con los recursos para comprar los medicamentos necesarios.
El grave problema es que estamos a poco más de un mes de que venzan los contratos con farmacéuticas y distribuidores y todavía no se tiene certidumbre alguna sobre quién o cómo se atenderán las necesidades de salud. Es posible que se logre abastecer a partir de julio a las principales ciudades del país, pero se ve difícil que los medicamentos lleguen a las poblaciones alejadas de los grandes centros económicos.
Están por licitarse 3 mil 887 claves médicas y hay que entregar los productos en cerca de 5 mil lugares. ¿Cómo se va a enfrentar este reto si no participan los especialistas en la materia? No hay duda de que se pueden comprar los medicamentos, pero el problema es el de la distribución y el abasto de las comunidades más pobres y alejadas. Hay que tomar en cuenta que muchos productos se tienen que refrigerar y otros tienen caducidad rápida. En general, los medicamentos requieren una distribución especializada y controles muy estrictos.
De poco servirá un fuerte ajuste en el gasto público en este sector si los medicamentos no pueden entregarse donde se requieren en tiempo y forma. Para lograrlo se necesita infraestructura y logística, elementos con los que no cuenta el gobierno y que ni siquiera se encuentran entre sus funciones básicas.